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Las trabajadoras sexuales se niegan a salir del Centro Histórico, pese a que el alcalde de Quito, Mauricio Rodas les ofrece alternativas para su reubicación
A diario en las calles Flores, García Moreno, Vargas... grupos de jóvenes y señoras adultas, permanecen en las esquinas en busca de clientes. Ellas visten blusas cortas, faldas cortas, pantalones apretados para llamar la atención. Ellas se niegan a salir del Centro Histórico porque consideran que esta es su plaza de trabajo y no la van a abandonar. Ni siquiera les intimida los incidentes que se produjeron hace dos días, en el Municipio de Quito, dónde se detuvo a una trabajadora sexual por ocasionar daños a la propiedad.
Para las autoridades municipales las condiciones actuales en las que las trabajadoras sexuales incrementa la delincuencia, la trata de personas y otros inconvenientes que se solucionarían con la reubicación de las meretrices a un bulevar, expresó Margarita Carranco, secretaria de Inclusión Social, en una rueda de prensa.
Las autoridades municipales llaman al diálogo
Sin embargo, las trabajadoras sexuales se niegan a la reubicación y aseguran que no saldrán de esta área pese a que las residenciales dónde ejercían su trabajo fueron cerrados por no cumplir con los requisitos que estipula la ley.