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La reputación on line es la imagen de una persona en Internet y está compuesta por las noticias, comentarios y opiniones expresadas por terceros en redes sociales, foros, blogs y medios online
El ser humano puede vivir con una cierta dignidad, si la red se lo permite, porque el papel de esta en la actualidad como informador menesteroso, le permite podernos abocar al éxito o a la exclusión. Cualquiera puede consultar qué hay en la red sobre nosotros, carecemos del más lene grado de intimidad y reserva.
Si al teclear nuestro nombre en Google aparecen informaciones que atentan contra nuestra dignidad y nuestro honor ya podemos olvidarnos de ese puesto de trabajo que estábamos buscando, o de ese crédito que habíamos planeado solicitar a nuestro banco para reformar la vivienda; nadie va a darnos la menor oportunidad si nuestra reputación on line no es la más indicada.
Si esto sucede, lo indicado y a la mayor brevedad, es dirigirse a Google y emplear los formularios que ofrece para exigir porqué debe hacer el esfuerzo de borrar los links que conducen a esa información. Desde que el Tribunal Europeo formuló el llamado derecho al olvido, existe esta protectora prerrogativa; miles de españoles ya lo han acreditado y Google ha satisfecho más de la mitad de estas peticiones.
Hemos de tener en cuenta que internet es el lugar perfecto para desarrollarnos dentro de una sociedad avanzada como esta, pero siempre siendo conscientes del riesgo de sufrir el escarnio público, y no importa lo que seamos en realidad, si las informaciones que de nosotros recoge la red reunen faltas del tipo que sean o albergan descalificaciones a nuestra moral o probidad, estas quedarán suspendidas en el limbo digital hasta el fin de los tiempos. Tenemos la obligación y la necesidad de reivindicar nuestro derecho al olvido.
No sirve de nada pasarse el día publicando twits o comentando la actualidad en la red si nadie las comenta o las comparte
Una de las cosas que más puede perjudicarnos y causarnos todo tipo de problemas prácticos es figurar en un registro de morosos. Y puede haber sucedido de la forma más simple y equívoca, por habernos visto incapaces de afrontar una obligación de pago en un mal momento económico o porque una compañía intransigente e inepta nos ha incluido injustamente tras un malentendido. De una forma o de otra, estaremos implicados en el equívoco deshonor de la desconfianza.
Son muchos los que se sumergen en los bastos océanos de internet para tratar un tema de actualidad desde diferentes ángulos o para mostrar su día a día al resto de la humanidad, algunos hasta para grabar sus fechorías y sus estupideces al margen de la ley, pero son muy pocos los que saben usar esta poderosa herramienta con cautela, inteligencia y moderación. A nadie le gusta verse criticado en internet.
Sería una pena desperdiciar las posibilidades que ofrece para compartir, de modo responsable, críticas, opiniones, información, noticias y todo aquello necesario para hacer la vida más cómoda, más fácil y más sociable.
Aquí, como en todo, el equilibrio es hasta el fin el más fundamental de los preceptos clave a tener en cuenta. Se crece con la experiencia y sobre la marcha.