¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Mariposas escriba una noticia?
La solidaridad se basa en el hecho de aprender a ponerme en el lugar del otro, en saber que puedo ayudar no solamente con dinero sino con tiempo, compañía, dando concejos o buscando soluciones
La solidaridad en estos tiempos al parecer solo suena como una bonita palabra, como un sueño, como una voz a la distancia.
Que tan solidarios somos con nuestra esposa o esposo, hijos o hijas, hermanos, hermanas, padres, familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo.
La solidaridad muy al contrario de lo que pensamos no es tan solo en dinero o comida, bienes u objetos, cuando somos sensibles ante el dolor ajeno y me apersono con la situación que está viviendo, acompañándolo, que sepa que no está solo, que cuenta con alguien que no lo juzga, que cuenta con un amigo en quién confiar.
Cuando ayudamos económicamente es excelente, pero que sucede si no tenemos la capacidad de hacerlo, podemos también ser solidarios al cuidar de algo que necesiten, a encontrar un empleo, buscar medios o formas de capacitarlo, tal véz prestándoles algo que aparentemente no me sirve pero para ésta persona es necesario.
Ser solidario conmigo al no autojuzgarme o criticarme con excesividad, aprender a valorar lo que tengo en lugar de concentrarme en lo que no poseo
Ser solidarios en sentimientos, emociones.
Ser solidarios con nuestros afectos, un abrazo, un apretón de manos inclusive hasta besos.
Ser solidarios con el tiempo, escuchando, acompañando, dialogando.
Ser solidarios con ideas creativas o formas de hallar o encontrar soluciones.
Ser solidarios con nosotros mismos, hace cuánto tiempo hemos dejado de escucharnos, de decir que somos personas llenas de virtudes, que somos Hijos de Dios, que somos creaciones hermosas y maravillosas, que podemos hacer mucho, que podemos lograr nuestros propósitos, que soñamos y sentimos, que amamos y queremos.
Ser solidario conmigo al no autojuzgarme o criticarme con excesividad, aprender a valorar lo que tengo en lugar de concentrarme en lo que no poseo, si doy un vistazo a mi vecino que la puede estar pasando peor. Entonces reflexionemos empecemos a solidarizarnos con nuestras vidas y las que tenemos a nuestro alrededor.
La solidaridad muy al contrario de lo que pensamos no es tan solo en dinero o comida, bienes u objetos, cuando somos sensibles ante el dolor ajeno