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Postcorreísmo

04/10/2015 09:40 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El postcorreísmo es una falacia presuntuosa y el centro de un todo imaginario. Pero el todo real está en otro lado: en el 46% que quiere cambiar y el 25% de ex correístas que hoy medita mejor su voto

El postcorreísmo es una categoría inventada por los oficialistas. Los más entusiastas se ven sucediendo a su mesías, mientras que a los más fieles les aterra cualquier reemplazo democrático de su gran líder. En el correismo no existe una interpretación de la política por fuera de la figura del presidente Rafael Correa. El postcorreísmo es precisamente eso.

Todo se encuentra a los márgenes. Ahí coinciden “desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, unidos por el odio a Correa”, según las expresiones del propio mandatario. Para él la democracia sufre una polaridad sin matices, compuesta por quienes lo quieren y por quienes no. Esas son sus propias palabras. Su credibilidad, imagen y semejanza dictan las reglas de su proyecto, la política y la ideología, mientras que los demás, los que no piensan como él, siempre representan a la derecha, al pasado y al vendepatrismo.

Todo lo que está a su derecha es la derecha. Pero ¿en qué punto de la ideología se encuentra el correísmo según su propio electorado? La encuestadora Habitus reportó en marzo un voto duro del 38% ubicado en la derecha frente a un 19% de electores de izquierda. En el voto blando, hay un 30% de derechistas y un 27% de izquierdistas a favor del presidente Correa.

  

Con un gran voto correísta situado en la derecha ahora se entiende mejor por qué la clase media salió a protestar en Quito, Guayaquil, Cuenca, Machala y más ciudades de todo el país, frente a las reformas tributarias en materia de plusvalía y herencias, clase social que, según cifras del gobierno, creció del 14% al 27% en la última década.

Ahora se entiende mejor por qué el presidente Correa confronta con su principal adversario en el espectro ideológico electoral, el banquero Guillermo Lasso

El correísmo es una izquierda rara, que confronta con los sindicatos, organizaciones sociales y a otros izquierdistas. Es una izquierda que destina más de un quinto de su presupuesto en una década, o lo correspondiente a 34 mil millones de dólares, en subsidios para los más ricos, que reprime violentamente a los sectores críticos, que criminaliza la protesta social, que denigra a los opositores con más contundencia que en los gobiernos neoliberales y que, al mismo tiempo, le canta al Che Guevara.

Pero esto le está dejando consecuencias. Durante mayo, junio, julio de este año, que fueron los meses en donde se intensificaron las protestas en contra del régimen, se produjo un cambio del promedio de la aceptación al presidente Correa. Según la encuestadora SP este promedio se situaba entre el 70% y 75% de popularidad, pero en un reciente informe del mes de agosto, el 46% del electorado votaría por alguien nuevo, mientras que el 29% votaría decididamente por el presidente Rafael Correa, de los cuáles, según Habitus, 7 de cada 10 prefieren una opción de derecha.

Ahora se entiende mejor por qué el presidente Correa confronta con su principal adversario en el espectro ideológico electoral, el banquero Guillermo Lasso.

El postcorreísmo es una falacia presuntuosa y el centro de un todo imaginario. Pero el todo real está en otro lado: en el 46% que quiere cambiar y el 25% de ex correístas que hoy medita mejor su voto.

@ghidalgoandrade


Sobre esta noticia

Autor:
Gabriel Hidalgo Andrade (384 noticias)
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Tipo:
Opinión
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