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Paco moncayo fue llevado a la guillotina
Muy poco le sirvieron al General Moncayo sus reiteradas reverencias al régimen. Sin contemplaciones, el ex_Alcalde de Quito fue llevado al banquillo de los acusados por la Fiscalía de Pichincha para que responda por la comisión de un presunto delito de peculado en la construcción del nuevo aeropuerto. Ningún funcionario de Carondelet se solidarizó con él. Tampoco estuvo a su lado algún asambleísta gobiernista. Le dejaron solo y abandonado aquellos en los que pareció confiar cuando les ayudó a “construir” mayorías legislativas y a “desorientar” a los ingenuos opositores.
Se olvidó don Paco que nunca paga bien el diablo a sus devotos.
Cuando desempeñaba las funciones de Alcalde no enfrentó, con entereza, a su principal detractor. Bajó la cabeza, limitándose a dar corteses explicaciones, cuando el Presidente, en varias oportunidades, inclusive en sesiones solemnes, aseguró que había un atraco detrás de la construcción del aeropuerto de Tababela. Imperdonable error estratégico y táctico.
En la Asamblea cayó en la trampa de los gobiernistas, quienes, posiblemente, le llegaron a decir: “ayúdanos, sin convertirte, necesariamente, en asambleísta dependiente del “corcho”, y, cuando te llegue el momento, seremos solidarios y te protegeremos”. A la hora de la hora, ningún asambleísta le demostró una pública solidaridad. Los gobiernistas y los opositores le dejaron solo en su laberinto judicial.
Debió enfrentar a los gobiernistas en la Asamblea. No lo hizo. Otro imperdonable error táctico y estratégico de un militar valeroso.
No ha sido don Paco el único que ha caído en la tentación de tender puentes y mantener cordiales relaciones con los socialistas del siglo XXI. Otros han hecho algo parecido. El resultado, al final, ha sido el mismo: una corta temporada veraniega de alabanzas protocolarias y una larga, casi interminable, temporada invernal de guerra por asignaciones y competencias seccionales.
Con gobernantes ortodoxos, ideológicos, no puede haber términos medios. Uno está con ellos o en su contra. Don Paco no optó por lo uno ni por lo otro. En su condición de “socialista democrático”, color naranja, se consideró primo de los verdes socialistas del siglo XXI. Se equivocó otra vez.
Dicen los medios de comunicación que el Fiscal lo acusó de peculado, junto a otros antiguos funcionarios municipales, por haber participado en el otorgamiento de una garantía económica a la empresa privada concesionaria del aeropuerto.
Si antes se confió de los socialistas del siglo xxi, seguramente ahora ya no lo hará
Curiosamente, algunos de los concejales que votaron a favor del otorgamiento de la garantía no fueron indiciados penalmente. Pocos entendieron las razones que le llevaron al Fiscal a acusar al General y a sus cercanos colaboradores, y a exculpar a otros que, igualmente, votaron y decidieron.
Don Paco, en su defensa, indicó que no se otorgó ninguna garantía, que no se produjo ningún perjuicio
al Municipio capitalino y que era, simplemente, víctima de una persecución política. También afirmó que no temía ir a la cárcel sino que su honor y su buen nombre fueran destruidos en forma maliciosa.
Para un político honorable la sola acusación fiscal, por un presunto delito de peculado, fue una herida grave. Abatido y triste don Paco proclamó su honradez. No me he beneficiado con un solo centavo, dijo. Quienes le conocíamos le creímos. Sabíamos de su honradez y honorabilidad.
Sin embargo, el delito de peculado, con un tipo penal excesivamente abierto, puede configurarse con la simple disposición arbitraria de recursos públicos y el beneficio a un tercero. No necesita que el funcionario público se beneficie económicamente. En último término, poco importa si el funcionario se beneficia o no.
La tragedia de don Paco es que, no habiéndose beneficiado económicamente, ya está dentro de un proceso penal por peculado. Su Esperanza más cercana está en la independencia de la justicia. Los ministros de la Corte Provincial son, por ahora, los únicos que pueden ayudarle a restañar la grave herida inflingida por el Fiscal.
El ex_Alcalde se encuentra debajo de la guillotina. Esta, afortunadamente para él, todavía no ha caído sobre su cervis. ¿Qué le ocurrirá?. No sabemos.
Lo que le ha sucedido, en todo caso, es una experiencia aleccionadora para todos aquellos que se mantienen equidistantes de un régimen sectario, sin combatirlo con frontalidad. También es una vivencia ilustrativa para aquellos operadores seccionales, aparentemente inmunes a las amplias potencialidades del delito de peculado. Si a don Paco le pasó lo que le pasó, otras autoridades seccionales presentes y pasadas podrían estar expuestas a un trance judicial parecido.
Paco no peleó cuando debía hacerlo, no se defendió de las acusaciones