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Actualmente la proporción de ancianos en Europa se sitúa cerca del 20% y se prevé que aumente al 25% de aquí al 2020. Los cambios demográficos más pronunciados afectan al grupo de mayor edad (80 años y más)
Hay una serie de factores, como la nutrición, que contribuyen a este incremento de la esperanza de vida. Este fenómeno de escala mundial ha renovado el interés por el proceso de envejecimiento entre investigadores, responsables políticos e industriales.
En un taller de la Comisión Europea organizado en noviembre 2004, numerosos científicos pusieron en común los resultados obtenidos hasta el momento en las investigaciones relacionadas con la nutrición y el envejecimiento, con el fin de extraer enseñanzas para la asistencia sanitaria y definir prioridades para el futuro.
Nutrición y envejecimiento fue un área prioritaria del Quinto Programa Marco de la Unión Europea que concedió fondos para 10 proyectos de investigación en este ámbito. Algunos de los temas que abarcaban estos proyectos eran: dieta y prevención de la enfermedad de Alzheimer, alimentos funcionales para las personas mayores, vitamina D y salud ósea.
Una cesta de la compra anti-edad
La fruta es imprescindible como fuente de vitamina C, antioxidantes, fibra y minerales. Es importante que esté fresca y almacenada en casa poco tiempo. Se aconsejan uvas, albaricoques, melocotones y cítricos. No deben faltar los frutos secos, pues aportan vitamina E y grasas que ayudan a mantener los niveles de calcio.
Los más recomendables, almendra, nuez y avellana. Verduras y hortalizas son la mejor fuente de fibra, vitaminas, antioxidantes y minerales, además de tener pocas calorías. Sobre todo son beneficiosos la col, zanahorias, calabaza, espinacas, tomates y berros. El aceite de oliva virgen es una fuente valiosísima de vitamina E, sobre todo el virgen extra de primera prensada.
Una persona sana puede tomar sin problemas un huevo al día, pues aporta vitamina A y E, hierro y proteínas de la mejor calidad. Mejor los que llevan fecha de caducidad en la cáscara.
Los lácteos son una buena fuente de vitamina A, aunque conviene combinar los enteros con los desnatados y tomar queso con prudencia.
El pescado azul (salmón, sardinas, atún), es una fuente de ácidos grasos omega 3 importantes para frenar el envejecimiento.
Nutrición en el anciano sano
1. Necesidades calóricas
Dadas por la OMS, FAO y ONU, aconsejan 2300 kcal para varones de 70 kg de peso a partir de los 60 años de edad y 1900 kcal para mujeres de 55 kg de peso.
Se admite una reducción de un 10% en la ingestión calórica entre los 60-70 años y otro 10 % de descenso a partir de los 70. Esta reducción no deberá afectar a aquellos alimentos que contengan proteínas, minerales y vitaminas sino a aquellos alimentos que contengan mayor cantidad de grasas y azúcares.
La fruta es imprescindible como fuente de vitamina C, antioxidantes, fibra y minerales
2. Necesidades hídricas
La importancia del agua en la dieta aumenta con la edad y depende del ambiente y funcionamiento renal y digestivo. Como la capacidad funcional del riñón disminuye con la edad, se necesita un aporte acuoso mayor para conseguir una eliminación de los productos finales del metabolismo.
Por otro lado la falta de tono del aparato digestivo predispone al estreñimiento y una ingesta adecuada de agua favorece su tratamiento. Un anciano debe tomar 8 vasos de líquidos (2 litros), en forma de agua, bebidas azucaradas, jugos, café. La sensación de sed en los ancianos está disminuida.
3. Necesidades proteicas
En los ancianos, los aminoácidos esenciales son 8 y los no esenciales son 12. El consumo proteico suele representar un 12% de la ingestión calórica, de modo que al caer ésta con el envejecimiento, también disminuye la ingestión proteica. En el anciano un aumento del consumo de proteínas por encima de ciertos límites, no sería útil y además podría ser perjudicial por la sobrecarga renal que esta ingestión supone y que debe tenerse en cuenta por la mayor frecuencia de enfermedades renales o hepáticas.
El 60% proteínas de origen animal, carnes magras a la plancha, pescados cocidos o al vapor y 3 huevos a la semana (cocidos o pasados por agua). El 40% restante proteínas de origen vegetal, combinando legumbres y verduras, o legumbres y cereales para mejorar la digestibilidad y completar la tasa de aminoácidos esenciales.
4. Necesidades de lípidos
Lo que hay que evitar es tomar alimentos grasos excesivos por sus consecuencias sobre el aparato cardiovascular. La proporción debe ser: 8% en forma de ácidos grasos saturados, 16% de ácidos grasos monoinsaturados, 8% de ácidos grasos poliinsaturados
5. Necesidades de hidratos de carbono
Se recomienda la forma de almidón o glucógeno en vez de mono o disacáridos.
6. Necesidades de minerales
Las necesidades de hierro son similares que en los adultos. La ingesta de calcio debe ser la adecuada para prevenir o mejorar la osteoporosis.
7. Necesidades de vitaminas
La ingestión de vitaminas en ancianos es menor de la recomendada.
Información tomada del libro “Cómo vivir cien años”, del Dr. Rafael Velasco Terán, especialista en medicina anti-envejecimiento.