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Hay miles de ecuatorianos con impecables credenciales de representación en sus barrios, universidades, sindicatos y más, que son apartados por estos arribistas que fueron comprados por el empresario bananero para levantar la mano en su nombre
Los Ojo Secos son los candidatos del partido político del bananero Álvaro Noboa. Ellos mismos se hacen llamar con este calificativo en sus anuncios electorales.
Fueron reclutados únicamente para participar en las próximas elecciones de 2017 y tienen como denominador común ser figuras de pantalla y abordar al espectador de su propaganda con el mismo guion.
Todos sin excepción representan la decadencia de la política. Salvo los políticos del extinto partido PRIAN, hoy convertido en Adelante Ecuatoriano Adelante, ninguna de las estrellas tiene experiencia partidista, sindical, comunitaria o de gestión social.
Todos dicen lo mismo en el spot. Relativizan la formación académica para la política, su nula experiencia pública y exaltan su paso por la farándula. Ellos están listos para ser políticos porque sí, aunque no sepan de lo que se trata. No ofrecen nada, solo estar de “ojo seco” para que el próximo presidente cumpla con sus promesas. Esa es una mentira tonta porque “sapear” al presidente no es la verdadera atribución de un legislador.
Estar de ojo seco es una propuesta simplona. Para asegurar los conocimientos sobre política pública es obligatorio tener alguna experiencia en esa política que se quiere fiscalizar. Para legislar en eso que se convertirá en política pública es necesario tener conocimientos básicos sobre procedimiento legislativo. Para entender cómo funciona una asamblea legislativa es necesario entender los fundamentos del Estado, los principios de la administración pública, los elementos de las ideologías políticas. ¿Cómo van a legislar si no saben nada de esto?
“Sapear” no es legislar. No es suficiente con ser un “ojo seco” para creerse un legislador. Es necesario tener alguna experiencia, aunque fuera muy primaria, sobre cómo funciona la sociedad, sobre cuáles son las demandas singularizadas, sobré qué son los organismos de la sociedad civil y cuándo se deben defender los derechos civiles y humanos. Pero estos no saben qué es una política pública, qué es una asamblea legislativa, qué es legislar o qué es fiscalizar.
Todos estos, sin excepción, representan la decadencia de la política
Tampoco es necesario ser un erudito titulado. Es suficiente con gozar de cierta reputación en el trabajo con la sociedad. Pero ser popular por la mediación de la televisión, de los programas de farándula o por “ser pintero”, como dijo uno de estos simplones, no cuenta como reputación social.
Las escuelas tradicionales de la política son los sindicatos, las organizaciones civiles, las cámaras, las representaciones estudiantiles, las comitivas barriales, los colegios profesionales, las sociedades de obreros, los partidos políticos y hasta los medios de comunicación en aquellos casos en los que los aspirantes a políticos han demostrado solvencia al cubrir y analizar los hechos asociados con la administración del poder. La chismografía, la farándula, los programas de telerrealidad y toda forma de telebasura no cuentan como experiencia política, ni como reputación social para los fines electorales.
Los “ojo secos” ya le provocan un daño irreparable a nuestra democracia. Si alguno de estos llegara a ocupar una curul legislativa desplazará a otro u otra aspirante con auténticos méritos para aportar a la política nacional. Hay miles de ecuatorianos con impecables credenciales de representación en sus barrios, universidades, sindicatos y más, con titulaciones académicas, con formación técnica, que son apartados por estos arribistas que fueron comprados por el empresario bananero y por su empresa electoral para levantar la mano en su nombre.
No necesitamos “ojo secos”, necesitamos de gente con una verdadera trayectoria social, con vocación política, con sensibilidad por lo público, con comprensión por las necesidades populares, carisma, criterio e inteligencia.
Los “ojo secos” solo serán los “levantamanos” de un político manipulador que se cansó de perder.