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Hay que ser muy canalla para creer que la gente que donó lo que tenía lo hizo para quedar bien, dando lo que les sobraba
Otra frase publicitaria se extendió en las redes sociales a propósito de la imposición de un paquete tributario: “se les acabó lo solidarios”. Burócratas instruidos en la materia, amplificados por usuarios con cuentas falsas e insultadores en redes, se encargaron de crear, durante pocas horas por supuesto, la sensación de que las grandes mayorías de donadores, socorristas y voluntarios dieron lo que les sobraba en la catástrofe.
Entre clientes y otros fanáticos del gobierno, seguramente sentados en la comodidad de sus oficinas y hogares, insultaron con el acostumbrado tono de odio correísta a quienes si estaban colaborando.
Para estos resentidos, los millones de ecuatorianos, sensibilizados por la tragedia y las víctimas del terremoto son ricachones que dieron algo de los que les sobra en sus palacios, para queda bien con quien sabe qué. Ridículos.
Ya se cumplió más de una semana y la gente sigue aportando. Van a las tiendas de su barrio, compran con el dinero de sus bolsillos y el tendero les ofrece un descuento. Compran a precio de costo. Empaquetan la ayuda y la entregan personalmente en los centro de acopio.
Nadie hizo esto pensando en una recompensa. Nadie hizo esto pensando que a otros se les ocurriría la canallada de creer que están dando lo que les sobra. Solo sacaron el dinero destinado para otras necesidades y los convirtieron en una donación. Para la mayoría este no era un dinero que les sobra, sino que les falta.
Si es con los recursos que les sobra, entonces ¿por qué todos entregaron sus donativos inmediatamente, con alimentos, vituallas y medicinas nuevas? Si era con el tiempo, dinero y bienes que les sobraba ¿por qué emplearon el tiempo útil de sus trabajos particulares de unos y otros pidieron permiso en sus trabajos para entregar sus donativos? ¿Por qué, mejor, no entregaron ropa vieja o alimentos en mal estado? Eso es lo que sobra...
Hay que ser muy canalla para creer que la gente que donó lo que tenía lo hizo para quedar bien, dando lo que les sobra.
Cientos de miles de pequeños empresarios, pequeños productores y artesanos entregaron su trabajo, el que da de comer a sus familias y renunciaron a estos ingresos para donarlos y dar atención, socorro y cariño a las víctimas del desastre.
Si es con los recursos que les sobra, entonces ¿por qué todos entregaron sus donativos inmediatamente, con alimentos, vituallas y medicinas nuevas?
Cientos de miles de pequeños productores de alimentos enviaron sus donativos hechos por ellos y financiados de sus bolsillos y de donativos de otras almas caritativas para enviar a los damnificados, para su alimentación y la de sus hijos. Lo mismo con sastres que enviaron ropa nueva de todas las tallas.
¿A qué clase de gente puede ocurrírsele hacer política en medio del dolor de la gente? Buscan defender un gobierno, un partido y una ideología que siembra odio entre los ecuatorianos con argumentos enfermizos que lo contaminan todo.
Que los donativos han sido dados por los ecuatorianos con lo que les sobra; que los impuestos han tocado en el bolsillo de la gente y que por eso no quieren dar más; que se les acabó lo solidarios. ¡Miserables!...
La gente dio de lo que lo que tiene a su alcance. El pueblo del Ecuador se dio a conocer al mundo como una sociedad culta, solidaria y organizada. También por tener a la peor clase política atornillada con todas sus fuerzas al poder. Odiadores profesionales que no saben más que despreciar todo lo que nace por fuera de los márgenes de su estado obeso.
A nadie le molesta aportar por la vía de los impuestos. A la gente le molesta que los nuevos impuestos vengan acompañados de incoherencias. Que no haya recortes en el estado, que se mantengan los lujos, las extravagancias y el despilfarro. Que se mantengan funciones y funcionarios ociosos. Que además se los defienda. A la gente le molesta que, después de donar con tanto amor, una decena de burócratas y clientes del gobierno insulte a mansalva porque estas donaciones no provienen del estado.
A la gente generosa de mi país ni siquiera le molesta que estos miserables hayan aprovechado el dolor ajeno para hacer propaganda electoral con donativos que no son suyos, que fueron enviados por la sociedad civil organizada al margen del estado, que después fueron etiquetados y entregados como un objeto de propaganda a favor de un partido, de una idelogía o de un prepotente.