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El presidente ecuatoriano dice que lloró de rabia, en lovaina la nueva, por la deplorable educación que recibió en la facultad de economía de la universidad católica de guayaquil
“Pido disculpas por no haber formado un estadista para el Ecuador” fue la expresión que utilizó el Rector de la Universidad Católica de Guayaquil, al referirse a un desagradable comentario realizado, en su habitual cadena sabatina, por el Presidente de la República, quien se quejó de la deplorable educación que había recibido en la Facultad de Economía de ese claustro universitario, en la década de los años ochenta del Siglo XX.
Aseveró el líder de la revolución ciudadana que “lloró de rabia”, cuando se encontraba estudiando en la Universidad Católica de Lovaina la Nueva, en Bélgica, por haber tenido profesores universitarios, en Guayaquil, que vendían pollos durante el día y, después, dictaban clases de economía de bajo nivel académico.
En el fondo de su amarga queja el Presidente reconoció que su educación previa no le había permitido ser completamente competitivo en el mundo académico de Lovaina la Nueva. Debe haberle costado mucho esfuerzo nivelarse y estar a la altura de otros estudiantes mejor formados que él, provenientes, seguramente, de otras naciones latinoamericanas, africanas o asiáticas. En el postgrado que cursó no debió tener, por compañeros, ni a gringos ni a europeos que no dominaran la lengua francesa. ¿Se sintió, al parecer, en peores condiciones académicas que un boliviano, un chileno, un peruano, un africano o un asiático?.
En Bélgica existen dos universidades católicas de Lovaina, una que funciona, desde el Renacimiento, en la histórica ciudad de Lovaina, ubicada en la región flamenca, y otra que opera, desde finales de la década de los años sesenta del Siglo XX, en Lovaina la Nueva, localizada en la región francesa. El Presidente ecuatoriano estudió un postgrado en economía en esta segunda universidad, cuyo nacimiento se originó en la disputa entre wallones (franceses) y flamencos, que terminó con la división del País en regiones hasta establecer un régimen federal, dentro del cual también coexiste una minoría de vertiente alemana. La Universidad Católica de Lovaina se separó. Los wallones construyeron su propia universidad en Lovaina la Nueva. Tan duros fueron los enfrentamientos que la biblioteca central llegó a dividirse. Los flamencos se quedaron, por ejemplo, con los números pares de ciertas colecciones y los wallones se llevaron, a su nueva universidad, los números impares. En la actualidad, es fluida y muy amistosa la relación entre las dos universidades.
Luego de haberse graduado de economista y de haber dirigido la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil, el Presidente viajó a Lovaina La Nueva, universidad animada, a mediados de la década de los ochenta del Siglo XX, por las corrientes más radicales de la Iglesia Católica que consideraban que desde el cristianismo liberador se podía construir el socialismo. ¿Tuvo problemas para participar y entender la magnitud del debate alrededor del cristianismo, la política y la economía?. No lo creo, dados sus antecedentes políticos y sus lecturas –que, presumo las habrá hecho- de la doctrina social de la Iglesia y de la teología de la liberación. ¿Dónde encontró, entonces, obstáculos intelectuales y académicos?. ¿En los asuntos técnicos y matemáticos de la economía?.
El presidente estudió en lovaina la nueva, en medio de los planteamientos más radicales de la doctrina social de la iglesia, con reputados economistas como sus profesores
Por aquel entonces, en la histórica Universidad de Lovaina, la flamenca, no latía, con fuerza, la teología de la liberación ni los desafíos de orden comunitarista que se creía que debían asumir los cristianos comprometidos con los pobres. Había estudiantes chilenos exiliados después de la caía de Allende y algunos otros estudiantes perseguidos por disentir con regímenes autoritarios. Alrededor de su tragedia se daba, es verdad, un intenso debate político sobre la realidad latinoamericana vista desde Europa, sin llegar a los extremos de las soluciones que se cocinaban en Lovaina la Nueva. En el ámbito académico, aquellos ecuatorianos que tuvimos la oportunidad de transitar por esa emblemática Universidad no encontramos diferencias abismales con las universidades católicas de Quito y de Guayaquil, pues, en éstas nos habían enseñado los fundamentos del pensamiento, en muchos casos, profesores que debían repartir su tiempo en varios trabajos.
Las universidades católicas de Quito y de Guayaquil ofrecían, hace 30 o 25 años, una educación de nivel muy aceptable. Había rigor académico y mística. No eran las mejores universidades del mundo. Pero, al menos, mostraban a sus alumnos los caminos del aprendizaje y de la investigación. Es injustificable que alguien que tuvo la oportunidad de formarse en sus claustros, rodeado de privilegios académicos inalcanzables para otros ecuatorianos, se ufane de haber “llorado de rabia” por la pésima educación universitaria que recibió.
El Presidente, al igual que muchos estudiantes ecuatorianos, debió tener profesores universitarios improvisados, sin vocación educativa, con escasos conocimientos de la materia. Sin embargo, no por ello debió contarnos que “lloró de rabia” por la educación que recibió en su Alma Mater guayaquileña. Si tan deplorable fue su educación debió rechazar el título de economista que le otorgó la Universidad Católica de Guayaquil.
Tiene razón el Presidente cuando afirma que la educación universitaria ecuatoriana es deficiente y critica a las universidades “garaje” que han hecho un gran negocio de la venta de títulos. Se equivoca cuando acusa y persigue a universidades que, por lo menos, han asumido el desafío de enseñar a sus estudiantes a “pensar y a aprender”.
Ojalá no tengan que pedir perdón, dentro de cierto tiempo, las autoridades de las otras universidades donde estudió y trabajó el Presidente ante algún intempestivo “lloro de rabia académico”.
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Existen dos universidades de lovaina, la histórica, ubicada en la región flamenca, y lovaina la nueva, localizada en la región francesa