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El correísmo tiene listo su plan de perpetuación. El presidente Correa dio la orden para introducir una disposición transitoria en el texto de la reforma constitucional y así marginarse de las elecciones presidenciales del 2017. La teoría del cierre del ciclo político se confirma
El correísmo tiene listo su plan de perpetuación. El presidente Correa dio la orden para introducir una disposición transitoria en el texto de la reforma constitucional y así marginarse de las elecciones presidenciales del 2017. La teoría del cierre del ciclo político se confirma.
Al presidente Correa le conviene dar un paso al costado. El modelo económico resultó en un fracaso y eso está deteriorando su imagen y aceptación. Con una intención de voto del 30% en constante caída, lo que más inconveniente es competir contra un Lasso que en las últimas presidenciales consiguió el voto de la sierra central, principal bastión electoral de la izquierda tradicional. Si se presentara un candidato fuerte en la Costa, que logre captar principalmente el voto populista y clientelar como Nebot, las preferencias se dividirían, y Correa podría ser derrotado en una segunda vuelta.
Los asambleístas correistas Andino, Casinelli, Bustamante, Hernández, Calle, Alvarado, Gagliardo, Vicuña, y veintidós más deberán irse con la transitoria. El oficialismo está consciente de su propio desgaste y busca caras nuevas para las próximas elecciones. Seguramente moverá sus fichas en las gobernaciones y otros cargos locales para permitir la aparición de nuevos cuadros que organicen las facciones correístas locales. La coalición "Unidos" siempre estuvo destinada al fracaso.
Lenin Moreno es el as bajo la manga del correismo. Con Moreno buscarían la presidencia para dar continuidad a un correísmo sin Correa. Este momento, Moreno debe ser más popular que el primer mandatario y con mayor intención de voto. En la papeleta podría acompañarlo alguien de la Costa como el vicepresidente Glas que, con el tiempo, podría ascender a la presidencia.
Alianza País deberá dividirse en facciones electorales con la orden de que cada una busque su propio espacio en la próxima Asamblea
Con un liderazgo fuerte como el del presidente Correa fue útil introducir una fórmula de asignación de escaños que sea lo menos proporcional posible. Esto premiaba a los votos en plancha y castigaba a los votos individuales. Por eso se entiende que el oficialismo goce del 74% de los puestos en la Asamblea con el 52% de los votos de la gente.
Con un Moreno como presidenciable, se cambiaría la fórmula. Alianza País deberá dividirse en facciones electorales con la orden de que cada una busque su propio espacio en la próxima Asamblea. Entonces la fórmula de distribución de escaños debería ser más proporcional (al contrario de lo que sucedió con el candidato Correa) para privilegiar el voto de las minorías, reinterpretando la política desde lo local y debilitando cualquier intención de la oposición de conseguir una coalición nacional de partidos.
Con varios movimientos correístas locales, el oficialismo buscará captar el mayor número de escaños en el legislativo y permitirle a Moreno, en caso de ganar las presidenciales, ejercer el poder con un gobierno de mayoría y con un modelo de partido único pluralista. Podrían también chantajear a un nuevo gobierno de oposición en caso contrario.
Si Moreno consigue la presidencia se ocuparía de la reforma neoliberal y del ajuste estructural que se viene. En 2021 retornaría Rafael Correa para reelegirse indefinidamente, como dice la transitoria.
Con un liderazgo fuerte como el del presidente Correa fue útil introducir una fórmula de asignación de escaños que sea lo menos proporcional posible