Es fácil imaginarse la gestión política del Ec. Rafael Correa como la gran película de la revolución del siglo XXI, en la cual todos son extras, sujetos sin conciencia ni valor individual, lo único que importa es su presencia colectiva convocada por un pseudo director que ensaya guiones de películas fracasadas en taquilla, que nunca recuperaron su presupuesto, y con un muy escaso argumento en la cotidianidad.

Cada sujeto se transforma en un elemento emblemático de esa fracasada revolución social que tanto aseguran defender y que no pueden hacerlo, ni como utopía menos como realidad

Lo crítico de esta producción es que toma a los individuos en

Cada sujeto se transforma en un elemento emblemático de esa fracasada revolución social que tanto aseguran defender y que no pueden hacerlo, ni como utopía menos como realidad.

En la gran película de la revolución del siglo XXI, todos somos extras, valiosos como masa, mas no como individuos

Lo paradójico es que para que ese sueño se cumpla el país entero debe sucumbir en cada una de sus facetas, quedando como una escenografía desgastada y sin uso posterior.