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La presidenta argentina Cristina Kirchner sostuvo este jueves antis de partir a Roma que continúa "el ataque especulativo" contra la moneda, al cabo de una jornada financiera en la cual la brecha entre el tipo de cambio oficial y el informal bajó de 79% a 77% respecto del miércoles.
"Es un ataque especulativo sobre la moneda, amplificado hasta el ridiculo por los 'buitres' locales", dijo la mandataria en su cuenta de la red social Twitter, en referencia a sectores locales y financistas internacionales que impulsan una devaluación de la moneda.
Kirchner partió rumbo a Roma, donde almorzará invitada por el Papa Francisco para abordar las penurias financieras que afligen al país, entre otros temas, y viajar luego a Nueva York para denunciar a los fondos especulativos ante la Asamblea General de la ONU.
El precio del dólar en el mercado marginal bajó este jueves 10 centavos respecto del miércoles, al cotizarse a 15, 00 pesos, en tanto que el valor oficial se mantutvo estable en 8, 43 pesos.
"Es un ataque permanente contra nuestro pais que encabeza el juez (neoyorquino Thomas) Griesa que sigue reteniendo los fondos de los tenedores de bonos argentinos en un verdadero limbo jurídico", agregó.
Griesa bloqueó en julio pasado un depósito de 539 millones de dólares de Argentina para pagar deuda a la mayoría de acreedores (93%) en represalia por incumplir el país una sentencia suya de pagarle el 100% de bonos en mora por 1.330 millones de dólares a fondos especulativos conocidos en la jerga financiera como "buitres".
"El 'Blue' (dólar informal) constituye un mercado ilegal promovido por ?cuevas? (de la City porteña) auspiciadas en forma indirecta por los bancos del sistema financiero argentino e internacional", dijo en rueda de prensa el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Capitanich desafió a los especuladores a "ser transparentes y publicar la cantidad de transacciones y los precios".
La tensión cambiaria se instaló en el país luego del bloqueo judicial en julio a los pagos de la deuda en Estados Unidos, pero se agravó frente a las presiones de exportadores e industriales que reclaman una devaluación con el argumento de que perdieron rentabilidad en los últimos meses.
La última devaluación convalidada por el gobierno -de 18% en enero- disparó la inflación a casi 40% anual con su secuela de recesión y caída del consumo.