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Se abre entonces la puerta a una contradicción difícil de superar: cada día hay más presión sobre el marco institucional de la política
La Tecla Fértil
El sistema político venezolano esta lleno de adversidades negativas que inunda todo su sistema en el ambiente nacional y, tiene como finalidad promover un modelo de organización institucional solo apoyado por Rusia, China, Cuba. Cuyo esquema lógico se sustenta en la búsqueda de una estructura que refleje un esquema de democracia participativa y protagónica, donde solo se le de a la llamada sociedad civil una entrada funcional, porque, todo esta bajo el control del militarismo que tiene en su entorno la defensa de intereses específicos como concretos, donde la casta militar solo se autoriza como vocera autentica de la sociedad.
Bajo este contexto, resulta esencial para el futuro del modelo democrático venezolano, analizar las implicaciones, riesgos y eventuales escenarios surgidos como consecuencia de la reproducción de la tendencia observada. Hoy la democracia, como forma de organización política de la sociedad, enfrenta varios y muy serios desafíos. El mundo globalizado comporta una serie de problemas y retos de gran magnitud, cuya resolución integral escapa del accionar específico de la actividad política. Por ejemplo, en gran medida, las más relevantes decisiones en el plano económico y social que afectan a la sociedad en su conjunto, se adoptan en los despachos de los responsables de las grandes transnacionales y no en las oficinas de los líderes políticos de los distintos países del orbe.
Se abre entonces la puerta a una contradicción difícil de superar: cada día hay más presión sobre el marco institucional de la política para que dé respuesta a los requerimientos de la sociedad y paralelo a ello, los márgenes de acción de este, se van reduciendo y limitando ante el proceso de globalización que caracteriza la actual época de la historia humana. Aunado a la deslegitimación del sistema, que tal contradicción coadyuva a provocar, las propias instituciones políticas parecen no advertir la complejidad del entorno y se dedican a reproducir una dinámica interna que parece no estar en sintonía con los signos de los tiempos.
Es que olvidan ese tiempo, que en un tiempo fue la Nueva Granada y luego la República de la Gran Colombia, el gran sueño de Simón De La Santísima Trinidad Bolívar y la Nueva España que a futuro asumió el nombre de Nuevo México, luego del gran acuerdo del conquistador Hernán Cortez y los indígenas atormentados por los misaztecas, adoradores del sacrificio humano, luego vendría la conquista de los norteamericanos.
Así, uno de los principales actores del sistema, los partidos políticos, centran sus principales esfuerzos y energía en temas electorales (renovación de sus cuadros dirigentes y escogencia de sus candidatos (as) a puestos de elección popular), en lugar de construir vasos comunicantes con los actores sociales y económicos, que les permita articular y agregar intereses en forma ordenada y coherente, de manera que expresen en forma efectiva el sentir de estos y puedan cumplir su rol de intermediación entre la sociedad y el poder político público, contribuyendo con ello a la institucionalización del conflicto social y a la concreción de mayores espacios de gobernabilidad.
Las medidas se han recrudecido desde comienzos de este año con el apoyo de Washington a Guaidó, jefe del Parlamento reconocido como presidente encargado de Venezuela
Ante un escenario caracterizado entonces, por la imposibilidad del espacio político institucional de procesar satisfactoriamente la totalidad de demandas presentadas por la sociedad y por el “ensimismamiento político” en el que desarrollan su accionar muchas de sus principales instituciones, la sociedad civil ha comenzado a abrir un espacio en el espectro político, buscando dar respuesta a sus reivindicaciones y necesidades históricamente postergadas. En este marco, la presencia de la sociedad civil, entendida esta como una esfera organizada de la vida social, en la que los actores colectivos expresan, dentro de un marco legal, intereses y valores y efectúan demandas al poder político público, no solamente es positiva sino necesaria para el sistema político democrático, en el tanto puede contribuir a la intensificación y democratización del espacio público. Como señala Grzobowski en su artículo “Democracia, Sociedad civil y política en América Latina: notas para un debate: “el fortalecimiento de la sociedad civil, conlleva a una ampliación radical del ámbito de la política y de su acercamiento a lo cotidiano, y al lugar donde vive la gente”.
A pesar del aporte que la sociedad civil puede dar al sistema político, la ausencia de mecanismos de comunicación y coordinación entre esta y los partidos políticos, puede debilitar o trastocar la naturaleza y valor de esa contribución.
Lo anterior se contrapone a una creciente demanda de la sociedad al sistema político, de dar solución a sus más apremiantes problemas cotidianos: acceso fijo y digno a fuentes de ingresos económicos; vivienda; salud; educación; seguridad social y física, entre otros. Así, en nombre de una democracia participativa químicamente pura, se puede propiciar una descalificación del carácter democrático de la institución de la representación política, fundamento central de la democracia sustentada en los partidos políticos y favorecer con ello, formas de gobierno de corte populista y/o autoritario, de lo que algunos países de América Latina son testigos vivenciales en la actual coyuntura. La grave crisis que los militares y un ala civil, ha forzado a más de tres millones de venezolanos a emigrar desde 2015, según Naciones Unidas, en medio de recrudecidas tensiones políticas por la pugna de poder entre el presidente socialista Nicolás Maduro y el líder opositor Juan Guaidó. El mandatario, que llegó al poder en 2013 como delfín del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), vincula el colapso con sanciones financieras de Estados Unidos contra Venezuela y su estatal petrolera PDVSA.
por medio centenar de países, después de que la mayoría opositora del Legislativo declarara "usurpador" a Maduro al desconocer su reelección. Sin embargo, para Henkel García, director de la firma Econométrica, la data del BCV "confirma que la mayor parte de la destrucción de la economía ocurrió mucho antes de las sanciones".