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Un misterio rodea la muerte de una joven, no hay sospechosos, la vida de dos detectives en diferentes tiempos y lugares son la única forma de encontrar al asesino, la respuesta está mas allá de nuestro pensamiento
El es Robert Torh, su vida para muchos es perfecta, dinero, posición, , y lo que para muchos es un imposible, Vida eterna.
Todo comenzó hace trescientos veinte años, Era el año mil seiscientos noventa y dos, en Inglaterra, mandaba Guillermo III, él era un terrateniente acaudalado, que recibió todo por herencia, nunca trabajó para nada de lo que tuvo, en sí el pensaba que el que trabajaba para comer era un ser inferior e ignorante, le encantaba la buena vida, esos años fueron de zozobra por las guerras anteriores a Guillermo y por los motivos que llegó al trono, pero para él eran cosas sin importancia, su vida estaba por encima de las necesidades y problemas de las personas que lo rodeaban, era prepotente, unas de sus prepotencias determinó su destino.
Pidió le trajeran a una mujer que le habían comentado trabajaba en el mercado de la villa y era sumamente hermosa, dijo que le pagaran lo que pidiera por una noche de pasión.
Esa noche mientras el degustaba una copa de vino en el salón del castillo, hizo presencia aquella mujer, era toda una belleza, su cabello caía libre como agua del manantial, sus ojos eran brillantes como dos estrellas y tan azul como el océano, su nariz era una línea de perfección que paseaba a través de un rostro muy hermoso y sensual, Su andar hipnotizaba a todos a su paso, portadora de un cuerpo sin un centímetro de desperdicio, muy cortos quedaron los comentarios sobre semejante belleza, el debía poseerla, ella fue la ultima y la primera, la razón de la historia que van a conocer.
-Señorita, bienvenida
-Gracias,
-Mis consejeros no tuvieron ni cercanos en los elogios a su belleza
-Nuevamente gracias, me hablaron que tenia algo que proponerme
-No solamente eres hermosa sino directa, si es verdad, tenia la curiosidad de conocer a la mujer rumorada como la mas hermosa de la villa y no me queda duda de que los es.
-Bueno ya me conoció, ¿esta satisfecho?
-Satisfecho, no, ahora es que tengo necesidad
-Y podría saber ¿en que puedo yo ayudar a esa necesidad?
-Me gustaría invitarte a que te quedaras esta noche conmigo, pide la suma que quieras, la que sea la pagaré.
-Sabes, no hablemos de pagos, dejemos que la noche nos arrope, y vemos que pasa.
Hoy no mucho ha cambiado, soy presidente de Empresas Torh, el mayor productor de software de diversión, mi rutina diaria es prácticamente una copia al carbón, a las cinco me levanto, tomo un jugo de naranja, un emparedado de huevo, me coloco mi ropa deportiva, mis zapatillas de correr, troto durante una hora, regreso a casa, tomo un baño, entre mis trajes, busco el que me atraiga para ese día, hoy estoy seguro que un Armani es el ideal, salgo y está el chofer esperando, entro a la limusina y tomo el periódico y un café y me pongo al día de lo acontecido en el mundo, aunque realmente no me importa, pero es buen arma de seducción al momento de conversar, a veces salgo de la rutina y veo las calles a través de la ventanilla, y miro como la gente va apurada, casi atropellando a los demás, por la necesidad de llegar a tiempo a su trabajo, esa es la vida de un ser humano normal, cosa que yo no soy desde aquella noche, todavía la recuerdo como si fuera ayer.
El vino fue detonante, la pasión se abrió camino, mis manos tocaron aquel cuerpo perfecto, pasearon por su rostro, bajaron por su cuello y culminaron sobre la loma de sus pechos, únicos, su piel tersa, blanca como porcelana, su temblar al pasar de mis manos, su excitación al sentirme, recorriéndola, mis manos bajaron, paseando por su vientre, llegando al centro de la pasión, deslizaron sobre ella, sintieron su humedad, yo estallaba de deseo, la poseí, la tomé, con locura, de ella solo gemidos me informaban de la dirección que mis movimientos debían tomar, la pasión era desbordada, en un momento sentí como un calor se adueñaba de mi, como una fuerza maligna dominaba mis movimientos, la tomé con fuerza animal hacia mi, sentí como la desgarraba, sus gemidos de dolor me excitaba mas, quería romperla por dentro, cada vez mas fuerte, gemía, su dolor me excitaba, me susurra en el oído, - tómame por el cuello, duro, me gusta, anda solo me tendrás a mi, solo me harás sentir a mi, tómame por el cuello anda, nunca amaras dime por favor que nunca amaras promételo que solo me complacerás a mi, hasta que yo lo quiera, dime, -.te lo prometo, serás tu - (respondí en medio de la pasión), si amas pagarás, siempre pagarás, eres mió, promételo, eres mió - Siempre lo seré (respondí), ahorcame, apreta mi cuello, y la apreté con toda mi fuerza, llegué al clímax, no podía parar, nunca sentí tal energía, el calor recorría mi cuerpo, el orgasmo llegó, nuestros cuerpos temblaron, caí agotado, la oscuridad se impuso, luego al todo calmarse, la toque, no se movió, me levanté con gran nervio, la vi., la expresión de aquél rostro nunca lo olvidaré, los ojos brotados, fijos al cielo, no respiraba, en mi pasión, la había matado, pero no la maté solo a ella, sino mi vida, ese día me volví esclavo de la oscuridad.
Robert Llegó a la empresa, al llegar lo recibe el portero y lo guía al ascensor privado que va directo a su oficina ubicada en el ultimo piso de la torre, está su asistente en la puerta, le saluda el le da su abrigo y entra a la oficina, todo está en perfecto orden, es la hora de sentarse, hablar durante todo el día con sus asesores, gerentes, publicistas, todos los que hacen el trabajo por él y lo mantienen como un hombre millonario. El almuerzo de hoy es importante, se reúne con el dueño de la primera proveedora de software en Europa, hace poco establecieron una unión empresarial muy importante para ambas empresas, hoy él quería compartir una copa para hablar del futuro de esa unión, y Robert quiso complacerlo.
Al llegar al restaurante lo dirigen a la mesa y esta Rupert y una hermosísima joven, Rupert lo saluda e inmediatamente le presenta a la joven.
-Robert, te presento a mi hija Aurora.
-Es un placer conocer a tan hermosa dama. Rupert no sabía que tuvieras una hija tan hermosa.
-Y yo cuando firmé la fusión no sabía que tú eras un hombre joven, son cosas que pasan.
-Padre, no digas eso, vas a hacer pensar al Sr. Robert que estoy guardada en un cofre de joyas. La vida dirá si es un pecado ser hermosa o en su caso ser joven y millonario
-Ves Robert, esa es mi hija, no se guarda nada.
-Si ya veo, no solo es hermosa sino tiene carácter.
-Bueno ya hablemos de lo nuestro
Mientras Rupert hablaba Robert no podía dejar de ver a aquella hermosa joven, tenía un aura de dulzura, era fresca, reflejaba vida, ganas de comerse el mundo, era como si papi la estuviera llevando por primera vez a la escuela, algo nuevo que quería conocer dominar.
-Entonces Robert ¿cuento contigo?
-Claro Rupert, no hace falta preguntarlo, tienes todo mi apoyo, me preguntaba si no quisieran ir hoy a la opera, tengo un palco reservado y me gustaría contar con su presencia.
-Yo tengo un compromiso mas tarde, lamento no poder aceptar.
-Pero yo si puedo ir, cuenta conmigo (Dijo efusivamente Aurora)
-¿Que dices Rupert?
-Seguro, como le niego yo algo, no me dejaría tranquilo por un buen tiempo.
-A las siete paso por ti. (dice Robert)
En el cielo no cabía una estrella, la luna estaba en todo su esplendor, la brisa rozaba su cara y dejaba la huella del frío nocturno, las calles iluminaban con todo el rojo y azul de las luces de neón, era noche de teatro, éxitos de taquilla, nuevas obras puestas en escena, un día especial para los críticos, la gente con sus mejores atuendos, habidos de arte, los teatros se lucían con su presencia, la atención giraba en el publico, había que dar lo mejor de si en escena, hoy debía ser una noche muy especial.
Eran las siete en punto, Robert esperaba abajo en la limusina, en las puertas del hotel personas entraban y salían como en un hormiguero las hormigas sin verse una a otras, pasan como ríos con direcciones contrarias, en eso la imagen se congela y entre las personas se abría paso como la luna sobre el sol cuando un eclipse esta en apogeo, era ella, Aurora, parecía eterno su andar desde las puertas del hotel a la limusina, un beso dejo en su mejilla como recuerdo de su llegada.
-¿Tarde mucho?
-Eres muy puntual, esta hermosa
-Tu no estas mal
-Aurora tenemos tiempo de aquí al teatro, cuéntame algo de ti, como por ejemplo, ¿Qué haces?, trabajas con tu padre.
-No, no podría, me cela mucho, soy publicista, tengo mi propia empresa de publicidad, apenas tiene dos años, pero me ha ido muy bien.
-Me imagino que tu novio tiene su cuota de celos, no tienes a papá en
Robert Torh, un hombre maldito con trescientos años en el mundo
la empresa, pero una mujer tan hermosa no debe estar sola.
-Tuve un novio si, pero ya no, estamos separados desde hace seis meses, lo quise mucho, pero pensábamos distinto, pienso venir a América, colocar acá una oficina y atenderla, por eso estoy acá
-Yo pensé...
-No me digas, que vine a acompañar a papi, hay algo de eso, pero no lo principal, se dio el viaje y los tiempos, pero cada uno con su razón diferente, y tu ¿hay una señora Torh esperando en casa?.
-No, no la hay, (dudo), soy si se puede decir un hombre de negocios, sin vida, hoy estoy reviviendo luego de mucho tiempo.
El teatro estaba a reventar, la obra era la mas famosa de los últimos años, el reparto estaba conformados por cantantes de opera de fama mundial, lo mas selecto de la sociedad se reunió esa noche, al entrar juntos Robert sintió como las miradas masculinas se posaban sobre Aurora, su llegada fue impactante, no era una mujer de pasar desapercibida, entraron y se colocaron en el palco privado, él no dejaba de verle el rostro, su belleza, la candidez que reflejaba, su sonrisa podía derretir el glaciar mas frío en el océano, durante la opera era impactante ver como denotaba cada sentimiento de la obra en su rostro, en el plasmaba la realidad de la puesta en escena, en el momento culminante de la obra ella tomo fuerte de su mano y de sus ojos las lagrimas brotaron, Robert sintió que su corazón latió como nunca lo había hecho en los últimos trescientos años, ella hacía que él se sintiera diferente, como si el mundo ofreciera algo que él desconocía, una luz en la oscuridad.
Se despidieron en la puerta del hotel, ambos sintieron que hubo algo especial, ella se quedaría dos días más y luego regresaría a Inglaterra, quedaron en almorzar al día siguiente, un beso en la mejilla con cierto temblor en ambos rostro fue el cierre de la despedida, ya era hora de volver, había que culminar el día, como debía culminarlos por una eternidad.
Eran las tres y siete Am, esa hora se ha repetido a través de trescientos veinte años, el pasillo se me hace cada vez mas largo, miro el piso y parece estar encendido en llamas, las paredes cada vez se sienten mas lejanas, al llegar a la puerta de aquel cuarto, pasan por mi mente trescientos veinte años de historia, trescientas sesenta y cinco veces en cada año, siempre hasta el último espectro de oscuridad, es hora de abrir, ya no se puede esperar mas.
Entre en el cuarto y sentí como una brisa fría pasó a través de mi, y unas manos se posaron en mis hombros, me acerco con fuerza y nuestros cuerpos se estrecharon, tuve la dureza de sus pechos en la espalda y lo caliente de su cuerpo me estremeció, me volteó hacia ella y me besó dejando sentir todo su deseo y pasión desbordada.
-Mi deseo es sentirme humillada, quiero que me humilles (susurro en mi oído), hoy hazme sentir, se que debes hacerme sentir, recuerda tu promesa.
-Quieres que te humille, (lanzándola hacia la cama), pues siente la humillación
Robert tomó a la mujer y le arrancó el vestido dejando ver su cuerpo, una sexy lencería roja resaltaba su cuerpo blanco porcelana, reía con los ojos encendidos, pedía más y más humillación, ese era el tema de la noche la humillación.
-Poséeme, hazme tuya a la fuerza, hiéreme, destrózame por dentro, quiero que me hagas sentir que no valgo nada (gritaba una y otra vez).
Robert rompe la lencería y la toma, la muerde mientras ella gime de placer, le pide que lo haga mas duro, y el la complace hasta que la sangre brota y ella esta extasiada, Robert sujeto por la pasión, un veneno que arrastra desde tres centurias, la toma, la voltea y la hace suya, los movimientos son cada vez mas fuertes, Ella no hace mas que gritar de placer, el desahoga todo su éxtasis, sus cuerpos nadan en sudor, el agotamiento esta por llegar, tómame por el cuello, apriétalo ahora (entre gemidos), con todas tus fuerzas, desbordado por la pasión Robert aprieta el cuello, duro, y a ese mismo momento sienten como un orgasmo desborda sus cuerpos, (ahórcame, mátame, ahora que llegue, hazme disfrutar este orgasmo, mátame) y con todas sus fuerzas Robert aprieta el cuello de la hermosa mujer hasta que escucha el sonido de ruptura. Robert se separa y ve el cuerpo sin vida de la mujer en la cama, no se mueve, no respira, no hay aliento, la oscuridad se va, le da paso a la luz del amanecer, la cama esta vacía, hoy ha cumplido nuevamente su promesa, otra noche ha pasado.
Era mediodía, Aurora espera en las puertas del hotel, Robert la había llamado temprano, le dijo que usara jean porque le tenía una sorpresa, así lo hizo, se vistió alegre, una blusa blanca, unos jeans y calzado sport, la candidez le brotaba por los poros, los transeúntes no dejaban de de apreciar su belleza, como si se tratara de un maniquí en exhibición, en eso ve un joven que se apróxima por las calles manejando una moto extravagante, vestido con jeans y chaqueta de cuero, trayendo una cesta de picnic en la maleta de la moto.
-Quiero que hagamos algo diferente
-Que loco eres.
-No lo soy, pero tú haces ese efecto en mí. ¿vamos?
-Vamos.
La colina era un lugar espectacular, muy visitado por jóvenes enamorados, ahí compartieron una tarde magnifica, el olor a primer amor flotaba a su alrededor, tímidamente sus manos se rozaron durante toda la cita, el no dejaba de contemplar la sonrisa de Aurora, pura candidez y vitalidad, reflejaba todo lo dulce que la vida ofrecía, Robert no pensaba ni en pasado, presente o futuro, vivía el ahora.
- Mañana debo volver a Inglaterra, porque no vienes conmigo, deja América por un tiempo, regresa a tu tierra, pero sobre todo, no me dejes, parece una locura, ni siquiera nos hemos besado, pero siento que no quiero dejarte atrás.
-Debo arreglar algo antes, pero siento lo mismo que tu, quiero ir mas allá.
No hubo más palabras, un beso y luego muchos mas tomaron el lugar, sus labios sellaron lo que un momento atrás hablaron, un torrente de pasiones corrió por sus cuerpos.
Llego la noche son las tres y siete minutos de la madrugada, el caminó por el pasillo nuevamente, otra vez, como lo ha hecho desde hace tres siglos, abre la puerta, la oscuridad reina, el frió se hace sentir, una luz de tono rojizo llega desde la cama, era ella, solo con una pequeña bikini puesta, roja, siempre le dijo que el rojo era la pasión, que ningún color podía sustituirlo, con sus ojos encendidos por la pasión le dijo, viólame, quiero que me violes, pégame, oblígame, no quiero ser tuya, quiero que me obligues, en ese instante Robert se lleno de rabia, la golpeó en el rostro, el primer golpe rompió su nariz, ella intentó salir de la cama, él no la dejó, golpeó una y otra vez su rostro, la haló por los cabellos y la obligó, la hizo suya a la fuerza, la golpeaba salvajemente mintras la poseía, no se movía, estaba destrozada por los golpes, al momento del orgasmo tomo la almohada y la colocó delante de la cara, la apretó con todas las fuerzas generadas por la pasión del momento, llegó a la plenitud, la mujer yacía sin vida en la cama, la oscuridad empieza a retroceder, la luz es dueña del lugar y el cuarto vuelve a la normalidad, no hay cadáver, no hay mujer, solo el asco del momento.
Es una tarde lluviosa en Londres, Aurora camina bajo la lluvia que cae como pequeñas agujas en su paraguas, pequeños charcos como lunares de leopardo se forman en el camino, las personas se guarecen, se incrementa la intensidad, se siente como un manto impenetrable, el pequeño café de la esquina parece el cobijo perfecto para la espera, que el cielo calme y le de paso a los tibios rayos de sol, han pasado dos meses desde el encuentro con Robert, Aurora no puede apartar de su mente la presencia de ese hombre, su sonrisa, tenía algo que la enamoró, la ha llamado, han hablado por teléfono, evocaba esos besos de pasión, que le tocaron el alma, hicieron sentir en ella una serie de necesidades que hasta ahora su cuerpo no le había pedido, y ahora los clama, necesita verlo, el calor de su cuerpo se asemeja al de una estufa cuando suben su llama, al tren cuando recibe carbón, el era su combustible y ella quería tenerlo cerca.
Se había adelantado bastante, ya en poco tiempo la oficina americana será un hecho, Aurora estará a la cabeza de ese proyecto, pero para ella lo mas importante es que tendrá a Robert para ella, retomarán lo que dejaron en inicio, creció en ella una necesidad que solo la presencia de él la calmará.
Proximo capítulo : 02/10/2014 "La primera muerte"