La posición del oficialismo está cada vez más chistosa. El problema es que para muchos, criticar al gobierno es “hacerle el juego a la derecha”. A mí, me vale. Más me importa el impacto social de la Ley de Soberanía Alimentaria que no ha tenido la cobertura mediática necesaria ni la articulación de un debate serio a nivel nacional, y esto es solamente porque está incorporado a la agenda del movimiento indígena y como tal para muchos –que se hacen llamar socialistas del s. XXI, claro– el tema les viene mal porque les parece “cholazo”.

Lo que no saben es que en esta dinámica de ciudadanización de la política (léase revolución ciudadana) el actor privilegiado es el individuo por encima de la sociedad, lo que está radicalmente en contra de las lógicas colectivistas del marxismo que tienen su símil en el movimiento indígena ecuatoriano y no tanto en el gobierno.

Primero lo del ITT, y ahora esto. ¡Caramba, den descanso! A ver: el término “revolución ciudadana” es en sí mismo una tautología porque la revolución es siempre violenta y de masas; sino, revísese a Marx por favor, en su crítica a Feurerbach y a Hegel.

Después, este socialismo reformista no es comunista –es más, el socialismo científico lo rechaza y combate– y lo más cercano a este último es Cuba, y Castro no es reformista (los de las camisetas e imágenes: ¡por Dios, abran los ojos o morirán engañados!); además este reformismo es individualista por encima de las agendas colectivistas, que es lo más parecido a las políticas neoliberales.

Este reformismo es individualista por encima de las agendas colectivistas, que es lo más parecido a las políticas neoliberales

Ah… ¿no me cree? Fíjese en quien ha elaborado el proyecto de Ley de Soberanía Alimentaria. Nuestro héroe: Fernando Buendía, funcionario correista y en su momento gutierrista; es más, él fue quien acompaño a Gutiérrez a Washington para la firma de la Carta de Intención con el FMI. Sí, sí: la misma institución financiera que hace botar espuma a nuestros “revolucionarios”.

¿Y la Ley?, seguramente se aprobará con el voto aplastante de los decenas de levantabrazos. Primero sale Fander Falconí y se echa a perder la iniciativa ITT; lo sustituye Ricardo Patiño: un personaje nefasto vinculado al PSC. Y ahora ¿quién es el que le hace el juego a la derecha?

gahidalgo@flacso.org.ec

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El término “revolución ciudadana” es en sí mismo una tautología porque la revolución es siempre violenta y de masas; sino, revísese a Marx por favor, en su crítica a Feurerbach y a Hegel

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