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Guayaquil no ha estado nunca a favor de los tiranos, siempre ha sabido enfrentarlos, en la época de la colonia, a los piratas y a los feroces incendios
AUnque el gobierno lo quiera ocultar y quizás no haya sido un evento tan cubierto como otras noticias por la prensa internacional, Guayaquil el 11 de febrero del 2010, se pronuncio en una manifestación pacífica donde sus habitantes mostraron civismo y valentía con lo cual enviaron un mensaje claro al presidente Rafael Correa, la autonomía y los gobiernos descentralizados es el único camino por el cual los estados ineficientes como el Ecuador se vuelven eficientes, ya que los gobiernos seccionales son los más próximos a la población, con la autonomía o descentralización se eliminan ciertas trabas burocráticas que relentizan las obras, se eliminan tramites burocráticos que frenan el emprendimiento de pequeños, medianos y grandes emprendedores.
Si bien la convocatoria a la marcha no estuvo clara, ni suscito gran expectativa en otras ciudades del Ecuador y el Mundo en días previos, visiblemente se supero una convocatoria sin mucho contenido en el discurso, para transformarla en un llamado de atención a los planificadores centrales, a su sistema llamado socialismo del siglo XXI, el cual es el nuevo membrete al experimento fracasado del siglo XX, del cual gente como el coronel Chávez compro la franquicia obsoleta de los hermanos Castro.
Guayaquil no ha estado nunca a favor de los tiranos, siempre ha sabido enfrentarlos, en la época de la colonia, a los piratas y a los feroces incendios, en la época de la independencia, fue la ciudad que enarbolo por primera vez la independencia autentica del Ecuador, un 9 de octubre de 1820, fue la primera en comprometerse con el resto del país, al crear la división protectora de Quito, se alzo contra gobiernos tiranos como los de Flores y Ventimilla, luego hizo otras revoluciones, la ultima un 28 de mayo de 1944, la llamada revolución gloriosa, de la mano de nobles patricios guayaquileños se han creado las instituciones que sin funcionan en el Ecuador, las que no necesitan un gobierno central, un ejemplo de ellos es la junta de beneficencia y demás fundaciones, institutos y filántropos, Guayaquil se ha fraguado en el esfuerzo de sus hijos y en el esfuerzo de los que vienen a ella en búsqueda de días mejores.
Guayaquil no recrimina, no discrimina, acoge a todos como hijos, es la ciudad incomprendida y admirada por el resto del Ecuador, incomprendida porque muchos la atacan sin motivos razonables, la ven con vehemencia, les molesta su libertad, no comprenden su lucha, no saben que cuando defiende algo, se la juega por todo el Ecuador, en su afán de dividir a la población nacional, el gobierno ha tratado de desprestigiar a la ciudad en innumerables ocasiones, cuando se los acusa dicen que están refiriéndose al alcalde Nebot, pero rara vez atacan directamente a Nebot, y muchos otros ecuatorianos se han dejado envenenar por estas telenovelas armadas por el gobierno, Guayaquil no quiere separatismo, Guayaquil quiere autonomía, Guayaquil necesita las rentas que merece por ley, no pide más de lo que aporta, no le quita nada a ninguna otra ciudad, a pesar de estas cosas, muchos piensan que Guayaquil es la causante de los gobiernos centrales no funcionen, pero cuando se ha reflejado la voluntad de Guayaquil en el resto del Ecuador, acaso la nueva constitución es descentralizadora o autónoma, pues no lo es, acaso el socialismo del siglo XXI, nace de alguno de los padres del 9 de octubre, pues no.
Entonces porque del fracaso del Ecuador, pues la sencilla razón es la defensa de modelos nefastos como el socialismo y el mercantilismo, y si Guayaquil es incomprendida como puede ser admirada, pues Guayaquil, no es una ciudad acostumbrada a reclamos continuos, es una ciudad donde los gobiernos centrales poco o nada han hecho, la mayoría de los hospitales públicos son mantenidos y construidos gracias a la beneficencia, así que a Guayaquil poco o nada le importan los gobiernos centrales, Guayaquil es su comercio, su industria, el emprendimiento que fluye en cada habitante nacido en esta ciudad o residente de ella, y justo es eso una ciudad trabajadora, que cuando siente amenazado su trabajo se levanta, cuando siente que su libertad está en peligro enciende la antorcha para disipar la oscuridad del totalitarismo.
Revivo del pasado a los patriotas guayaquileños del 9 de octubre, Olmedo, Roca, Letamendi, Villamil y muchos otros a quienes la libertad sedujo pero el poder no los embriago
Muchos hablan que Guayaquil no ha creado ni forjado desde hace muchos años, nuevas revoluciones, pero la ciudad es un gigante dormido, arrullado por el río llamado por unos manso Guayas, y cuando se levante que tiemble el tirano y que se retumbe la voz en el país.
Ahora volviendo al discurso y a los objetivos de la marcha vemos claramente los nuevos ataques a la libertad que se vienen por parte de los pregoneros del socialismo del siglo XXI, leyes nefastas como la ley de comunicación, la ley de división territorial y regímenes seccionales, la ley de educación, la ley de competitividad de los mercados (no es otra cosa que una ley controladora de precios), la ley de registros de datos, y un sinnúmero de leyes que los planificadores centrales quieren aprobar para construir su socialismo, ¿permitírselo? JAMÁS, y cuál es nuestra propuesta y nuestra bandera en cada una de sus ciudades y sus países, la LIBERTAD, así de sencillo, no hay otro camino.
Recientemente escuche hablar sobre los padres fundadores de los Estados Unidos, sobre Madison, Washington, Franklin, entre otros, y recordé las diferencias entre estos padres fundadores y nuestros padres fundadores de cada uno de nuestros países y muy pocos dan la talla y los pocos grandes fueron desterrados por los caudillos, es ahí donde revivo del pasado a los patriotas guayaquileños del 9 de octubre, Olmedo, Roca, Letamendi, Villamil y muchos otros a quienes la libertad sedujo pero el poder no los embriago, basta con recordar a los padres de octubre y escuchar los versos de Olmedo en el Himno a Guayaquil, aquel primer Himno del Ecuador, llamada también canción del 9 de octubre, donde la palabra central es la libertad, si pueden algún rato escúchenlo o léanlo y esa misma libertad fue la que Olmedo vio en el cielo aquel 9 de octubre, la aurora placida, plasmada en el celeste y blanco de la bandera de la ciudad.
La pregunta es cuando despierte Guayaquil, el resto del Ecuador despertara también o Guayaquil tendrá que jugársela sola.
Saludos Cordiales,
José Isidro joseimorante@hotmail.com