Un título tras otro y la furia por ganar es la misma: el entrenador argentino Diego Simeone, centrocampista del Atlético de Madrid campeón de España en 1996, ha moldeado la plantilla 'colchonera' a su imagen para conducirla a una nueva Liga, 18 años después.

Tras el silbido final este sábado en el Camp Nou que certificaba el título de Liga para su equipo tras un empate (1-1) ante el FC Barcelona, el "Cholo" Simeone saltó de júbilo.

Pero el técnico de 44 años es mucho más que el nexo de unión entre los dos títulos de Liga. Simeone ha llenado de coraje y confianza al Atlético que, pese a ser el tercer club más importante de España, en los últimos años había vivido una inestabilidad crónica, jugando incluso dos temporadas en segunda división.

Llegó en diciembre de 2011 después de que el equipo fuera humillado en la Copa del Rey por el Albacete, de la tercera división española. Pocos meses más tarde ya había conquistado la Europa League.

Desde entonces, aplicando una receta basada en la solidaridad, la agresividad y el esfuerzo, los colchoneros se han hecho con la Copa del Rey de 2013, la Liga de 2014 y tienen en sus manos conseguir la primera Liga de Campeones de su historia el 24 de mayo ante el Real Madrid.

Jugador emblemático del histórico Atlético que en 1996 ganó la Liga y la Copa en España, el "Cholo" ha insuflado a sus hombres la misma sed de victoria que él demostró en toda su carrera deportiva bien con la camiseta rojiblanca (1994-1997), el Inter de Milán (1997-1999), la Lazio (1999-2003) o la selección argentina, en la que acumuló 106 internacionalidades.

"Dentro de la cancha él te mataba, te comía los talones. El Atlético de hoy es un reflejo de lo que él piensa", analizaba recientemente su hijo Giovanni, jugador del River Plate, en una entrevista difundida en la web de la Liga española.

- Monstruo táctico -

Líder en el campo, Simeone no cambió demasiado cuando se convirtió en entrenador en 2006, llevándose dos títulos de Liga en Argentina con Estudiantes (2006) y River Plate (2008).

"Quiero ganar y siempre quiero más, en todas las situaciones", aseveró el "Cholo" en diciembre.

Batallador, determinado y eficaz, el bonaerense solo exige una cosa: "trabajo". Y su leitmotiv no es otro que el ir "partido a partido".

"Cuando nos hicimos cargo del equipo, éste pasaba por un momento difícil. Para salir de él, nos fijamos únicamente en el presente, que es lo único sobre lo que podíamos trabajar", había explicado hace unos meses el técnico de 43 años.

Con traje oscuro y corbata fina, su pelo negro peinado cuidadosamente hacia atrás, Simeone es comedido en la sala de prensa pero un diablo en la zona técnica donde salta, silba, grita y arenga a una afición que lo idolatra y constantemente le dedica un unánime "¡Olé, olé, olé; Cholo Simeone!".

Sus estrategias de motivación pueden resultar poco ortodoxas. En marzo invitó a una víctima de un atentado de ETA a explicar su historia de superación al plantel antes de un partido ante el Athletic de Bilbao, que ganaron 2-1.

Pero ante todo, Simeone es un apasionado del fútbol que rastrea todos los canales de la televisión hasta que encuentra un partido y un monstruo táctico: esta temporada ha neutralizado al Barcelona en seis partidos (cinco empates y una victoria) y en Liga ante el Real Madrid ha cosechado una victoria y un empate.

Sus jugadas a balón parado son sinónimo de peligro y sus dispositivos defensivos han hecho del Atlético el equipo que encaja menos goles en Liga (25).

Esta mezcla de disciplina, coraje y abnegación, bautizada como "cholismo" por la prensa española, ha metamorfoseado a los jugadores del Atlético en campeones de España, imponiéndose a los dos gigantes, Barça y Real Madrid, con un presupuesto cuatro veces inferior.

"A veces no gana el mejor sino el que está más convencido", profetizó en abril.