¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Diegom escriba una noticia?
Esta es la historia de un cazador que hace todo lo posible por cumplir una promesa..
Durante una gran fiesta, todos estaban felices muy, muy felices. Las canciones más ensordecedoras se oían por doquier. Ya se veía a las personas tomando sus vasos de licor y brindando por una causa en especial, el cumpleaños de Christopher. La gente estaba tan feliz que no paraba de tomar y de bailar sobre la enorme pita de baile del bar Le Grants. Nunca se vio tanta festividad hasta que un disparo sonó en medio de la fiesta y Christopher cayó muerto en medio del enorme espectáculo. Su sangre corrió por el piso y mancho las paredes y ciertas personas igual quedaron salpicadas con la sangre. Christopher agonizaba, la gente se quedó pasmada y muy perpleja al ver tal cosa. Después todo quedó una oscuridad infernal y lo último que se oyó fue el grito de la gente y las ventanas quedaron cubiertas de un rojo escarlata. Los noticieros hicieron una cobertura del escenario y las cámaras filmaron cuerpos mutilados y completamente destrozados. Las paredes tenían manchas rojas al igual que el piso. Había otras personas decapitadas y por supuesto otras muchas que fueron asesinadas con más de tres balazos. No hubieron señales del criminal, sólo una nota en la pared clavada con un cuchillo ensangrentado que tenía letras y símbolos muy extraños.
En cada casa, en cada familia, en cada rincón del pueblo, la gente ya no le gustaba celebrar nada porque persona que salía a una fiesta era asesinada, es más habían otras personas que para no salir realizaban estas fiestas en sus casas pero igual eran brutalmente asesinadas. Cada cadáver tenía una muerte rápida pero sangrienta, el último caso fue de un joven pandillero que fu hallado tirado en el bosque con una muerte tan espantosa que las autoridades no lo creían. Las personas más adultas tenían un mayor miedo de caer en manos de este asesino que no medía si eran jóvenes o adultos, pues habían muerto más de cincuenta personas entre jóvenes y adultos, todos estaban fuera de casa cuando sucedieron los homicidios, pero el caso más extraño es el de la familia Harris, en la cual murieron todos sus integrantes que eran cuatro, el padre, la madre un hijo el abuelo. Nadie se escaba de eso, las noches se volvieron más sombrías y aterradoras, sólo se oían los lobos aullando en la parte lejana parte del pueblo de Cheddar. Los ciudadanos estaban atemorizados al igual que la Reina de Inglaterra. Los escuadrones del Mi5 y el Mi6, fueron puestos en acción al igual que los mejores agentes de Scotland Yard, como se esperó los agentes de Scotland Yard que fueron enviados a Cheddar, fueron asesinados al igual que dos grupos de soldados armados Mi6 y del Mi5. Todos fueron arrinconados en un salón de una pista de baile, al igual que los otros cadáveres que se encontraban allí. Dos agentes Martin y Jack. Se dispersaron del grupo para investigar a mondo. Ambos tenían mucha fama en Scotland Yard, por esto eran unos súper detectives de clase muy alta. Los dos caminaron hasta una parte de Cheddar donde sólo hallaron una pequeña iglesia sin nadie adentro. Jack entró con la linterna y Martin entro detrás de él con una pistola. No encontraron nada, a pesar que buscaron bien. Cuando se disponía a irse, algo atrapó a Martin del cuello y lo despedazó en segundos, Jack sólo corrió, botando la linterna prendida, pero luego se oyó un grito y la linterna quedó salpicada con gotitas de sangre. En Londres quedaron atónitos con lo sucedido, no sólo por lo que había pasado en Cheddar, sino porque a su vez ocurrieron unos homicidios muy parecidos en una universidad en la cual los alumnos se estaban divirtiendo en una fiesta, de igual forma ninguno quedó vivo. La ola de crímenes no paraban y cada vez más aparecían más asesinatos brutales y sangrientos. El terror era incomparable y no sabían que ocasionaba tales hechos tan terribles, lo único que tenía asegurado el asesino era una muerte segura por parte de la justicia británica.
En una apartada casa de Cheddar vivía un muchacho de unos veinte años que tenía amplio conocimiento en situaciones extrañas como estas porque solía ser un matón, pero ya está retirado y es por esto que aún conserva sus armas. El extraño hombre, fumaba un cigarrillo y tenía unas enormes botas cafés con suela estilo tractor y tenía un pañuelo largo y rojo que lo amarraba a su cuello y le caía hasta la parte del pecho. Por lo general usaba gafas oscuras y tenía unos ojos de color gris muy bajo. Su negra pupila siempre se centraba en un objeto y no paraba de observarlo por un largo tiempo, su camiseta negra y sus jeans algo apretado lo hacían tener mala racha en el pueblo. Sus trofeos que tenía en las paredes, eran algo inusuales, pues en lugar de tener cabezas de animales tenía una colección de partes mutiladas de criaturas de la noche, en lugar de tener mapas de los lugares de los lugares que visitaba tenía una colección de antiguos escritos y símbolos escritos en pergaminos y su sabiduría no se basaba en el reino animal sino en las leyes de lo diabólico y lo estrambótico. Jacke, que en el pueblo le decían El cazador de demonios, encendió su cigarro Marlboro y se acostó poniendo cómodamente sus pies sobre la mesa.
–Este alto número de muertos sólo se debe a una cosa, monstruos. Sin duda los monstruos más temibles y más sanguinarios se levantan de sus tumbas gimiendo y son emisarios del demonio que viene a este mundo a interferir con la humanidad y arruinar lo poco que queda de ella. Sin duda no podré dejar de pensar en cómo voy a disfrutar matando a estos demonios y haciendo que se vayan a lo más profundo del infierno, devolviéndolos con el diablo para que le laman el trasero y dejen en paz este pueblo. Apostaría mi vida a que si digo esto a las autoridades, me meterán en un manicomio toda mi vida, al menos ya no tendré que pasar hambre en cerrado en esta maldita casa con esta estufa caliente que sólo contiene frijoles y cuando hay suerte logro conseguir un pedazo de carne de venado o conejo. –pensó el siniestro hombre mientras sonreía. Tomó el cigarrillo se la sacó de la boca y lo apago frotándolo fuertemente contra el cenicero que tenía en la mesa de madera. Sus oscuras gafas brillaron con la luz del fuego y sentía un exceso de confianza en sí mismo, cosa que le hizo emocionarse más y decidió ir a Londres al día siguiente para ver si encontraba al causante de estos homicidios. Por el momento sólo tomó un poco de Coca-Cola y se dirigió a dormir.
El día apareció con un sol radiante y Jacke tomó su arma con balas de plata que fueron sacadas al fundir la plata que había en la catedral de Notre Dame. Que fue allí precisamente donde siglos atrás fue asesinado un gul, que quiso morder a uno de los sacerdotes de la iglesia pero un habido asesino mató al demonio cortándole la cabeza con la hoja bendecida de su espada. Después para evitar que ocurriera de nuevo toda plata se fundió y se distribuyeron por toda Europa esas balas de plata.
Jacke estaba pasando por una calle dónde se veían las puertas abiertas con las personas muertas dentro. Las moscas ya zumbaban por todas partes y el olor era insoportablemente feo, la sangre salpicada en las paredes estaban más que seca y los trozos de órganos y de otras partes, estaban regadas por todo lado y tenían ya un altísimo grado de descomposición, es más ciertas casas estaban repletas de lobos que se acercaban a comer los mutilados cuerpos. Jacke pasaba con toda normalidad por al frente de las casas tapándose la nariz con su pañuelo rojo, pero eso sí jamás dejaba de sonreír. Después tomó un transporte que lo llevaría hasta Londres. Jacke llevaba consigo un número grande de armas entre esos cuchillos (con hojas plata y bendecidos), bombas de humo, pistolas cargadas y sus cargadores y una infinidad de balas de plata y bronce. Las balas tenían una alta cantidad de pólvora y las pistolas disparaban las balas con la suficiente fuerza para atravesar la piel de los demonios. En su llegada a Londres, se instaló en una casa cerca de dónde se habían cometido los crímenes hace unas semanas atrás. Jacke miró con asco pero no con asombro los crímenes cometidos, él examinó los cuerpos y descubrió que todos habían sido despedazados, pero no por un arma sino por algo que poseía colmillos o garras, debido a que los cuerpos presentaban mordiscos en el cuello, en los brazos y en las piernas. Jacke movía con el pie los cadáveres para ver si algo pasaba y en efecto uno se levantó, muy herido pero logró ponerse de pie, estaba todo mordido pero aún estaba vivo, su sangre le chorreaba por el piso y casi no podía hablar, su brazo derecho estaba hecho pedazos y se le veía el músculo desgarrado, ese brazo estaba a punto de caerse. Aquel hombre se acercó a Jacke para pedirle su ayuda con el poco aliento que le quedaba, pero cuando estuvo a centímetros de Jacke, él le disparó en la cabeza, el hombre cayó y manchó de sangre el piso en cuestión de segundos. Jacke se quedó parado con la pistola en su mano, tenía su tabaco en la boca pero su sonrisa seguía dibujada en su cara.
–¡Maldito! ¡¿Por qué demonios no ayudó a ese pobre hombre?! –gritó un agente de policía.
–Por dos situaciones –contestó Jacke riendo. Primero, es porque quise quitarle el sufrimiento a ese pobre hombre y segundo porque si ese hombre fue atacado por un vampiro no tardará en convertirse en un gul come-hombres y yo no pretendo arriesgarme a eso señor, por eso le volé los sesos –. ¿Qué le parece?
–Váyase al demonio.
–Sí, una vez que asesine al causante de este desastre. Ah si antes de olvidarme le aconsejo que queme las casas donde están los cadáveres antes de que anochezca, en estos veranos la luna llena llega y trae consigo problemas, si sabe a lo que me refiero.
Jacke se alejó empuñando su pistola y el humo del tabaco dejaba una señal detrás de él. El policía se quedó enojado y sacó pistola apuntando hacia Jacke pero otro le tomó de las manos y le dijo que por más horrible que sea el comportamiento de aquel tipo, Scotland Yard y las demás organizaciones dependen de él. Jacke se mantuvo vacilante sonriendo y fumando dispuesto a dar solución al caso.
–¡Guls, vampiros! ¿De qué demonios está usted hablando?, no estamos aquí para cuentos infantiles, señor Freeck, esto es un caso real. –gritó la jefa del departamento de Scotland Yard.
–Lo sé bella dama, es por esto que yo no miento, se lo aseguro los guls y los vampiros si existen, al igual que los werewolves y demás criaturas de la noche son tan reales como la noche misma que me lleve el diablo si no es verdad lo que le digo.
–Está bien, sólo porque confío en usted y sé lo que se propone es que le creo pero si me entero de que usted está matando a personas por hacerme creer que son “monstruos”, le juro que usted morirá fusilado por mis hombres.
–De acuerdo. Jacke se levantó de la mesa, se despidió la jefa del departamento y salió vacilante por la puerta sin dejar de fumar, sus ojos miraban l frente, cerró la puerta y salió del edificio para empezar con su búsqueda de demonios. Según Scotland Yard, el asesino podría dar su siguiente golpe en una parte las afueras de Londres y Jacke desde luego esa noche fue a reubicarse en un departamento cerca de donde se presumía iba a ser el presunto golpe. Llegó al departamento, se sacó las botas y se dejó caer en la cama, colocó sus brazos detrás de su cabeza y miraba el techo pensando en que esta vez lograría encontrar al maldito demonio. Puso su maletín lleno de armas sobre un viejo escritorio de madera apolillada que estaba en un rincón del horrible cuarto y después colocó su ropa en el armario, que era igual de viejo y también estaba apolillado. Jacke cerró los ojos por un instante, aún sabiendo que tenía a agentes de policía vigilándolo.
No pasaron ni cinco minutos y Jacke se despertó por un sonido horrible de unos gritos de mujer, se incorporó y vio por la ventana trisada, empujando dos persianas descoloridas con sus dos dedos. La joven mujer corría de un lado al otro, esto se veía por la sombra que se dibujada en las cortinas de su casa que estaba justo al frente del viejo edificio en donde se encontraba Jacke, la mujer se quedó inmóvil y dos personas saltaron sobre ella y salpicó sangre en las cortinas. Después se cayó la puerta de la casa y salieron dos tipos armados y caminaban de una maneara muy extraña, Jacke tomó su rifle Sniper y le coló el telescopio con visión nocturna y al apuntar a los objetivos les reconoció que eran guls. Cargó el arma con las balas de plata y apuntó a la cabeza de los demonios, abrió las persianas y les disparó. Ambos cayeron al piso. La policía fue a ver los cadáveres y se formó un charco de sangre debajo de ellos, en verdad los cadáveres no eran de personas, de verdad estos extraños seres, tenían colmillos y estaban deformados, eran asquerosos y por sus bocas chorreaba su sangre y la sangre que sacaron de su víctima.
–¿Cómo salen estas criaturas? –preguntó un agente.
–Estas criaturas son la mescla de un vampiro que succionó la sangre de un hombre o de una mujer no virgen. Los vampiros tienden a tener relaciones con hombres o con mujeres con tal de procrear guls, a los vampiros no les importa si sus víctimas fueron vírgenes o no, pues a ellos les gusta estar seguros, así que ellos mismos efectúan el acto. Para mayor información les ruego lean la novela de Bram Stoker.
Jacke continuó su camino, esperando encontrar el vampiro y matarlo de una vez, no esperaba el momento para ver correr su sangre. Ese demonio de la noche era un simple pretexto que tenía Jacke para sacar su ira de venganza tras tres años de la muerte de su hija, la misma que tuvo de la mordedura de un vampiro y su padre tuvo que matarla con su pistola para evitar que se convirtiera en una Nosferatu. El dolor del pobre Jacke lo llevó a sacrificar en ocasiones su vida para matar demonios y otras criaturas, es más lo ha hecho cuando esto implica más riesgo. Durante este tiempo Jacke, no dejó de hacer lo que más le gustó cazar monstruos y hacerse conocer por ello. Al fin después de largos días de búsqueda, Jacke, encontró el rastro del vampiro, el mismo que se dirigía hacia Cheddar. A Jacke no le produjo esto mayor placer así que tomó su pistola y se dirigió de regreso a Cheddar. El cielo se tornaba de un color rojizo y la luna brillaba en el cielo, los murciélagos estaban volando por doquier y esto hacia que Jacke deseara matar a ese engendro, así llegó a la misma calle donde vio los cadáveres pero esta vez aparecieron menos y estaban salpicadas las paredes con sangre fresca, pues Jacke entró en una casa y encontró a lobos despedazados. Después siguió explorando y encontró un lobo que estaba como crucificado en la pared, la sangre del lobo formó una cruz al igual que otras cadáveres humanos en otras casas, así siguió caminando hasta llegar a la iglesia que por suerte tenía un cementerio delante. Las tumbas parecían tener ecos y los murciélagos volaban por las agrietadas ventanas. Jacke cargó su arma y entró con la pistola y con su linterna, iluminó la pequeña iglesia de lado a lado pero no encontró nada. De repente vio un bulto negro que estaba hincado y parecía que abrazaba algo. Lo alumbró más y esa cosa vestida de cura se dio la vuelta y se abalanzó sobre Jacke dejando el pedazo de pierna que se estaba comiendo. Solo se oyó un disparo ¡PUM! Y aquel mortífero ser cayó muerto dejando chorrear su sangre, los guls que estaba empezando a rodear la iglesia desaparecieron y se convirtieron en huesos. El vampiro había alcanzado a morder el brazo de Jacke antes de morir, Jacke se miró el brazo y juró no convertirse en un gul o en un Nosferatu, así que tomó su revólver mientras sentía que en su cuerpo corría la sangre del vampiro, entonces con su pistola en mano se la colocó en la boca y jaló del gatillo, dispersando sus sesos, así el gran cazador cayó sobre su presa y ambos formaron un solo charco de sangre que se crecía en el piso. Ambos demonio y redentor habían muerto, sólo dios sabe que será de ellos, pero lo seguro es que Inglaterra quedó fuera de amenaza y Jacke había logrado su cometido tal y como lo había prometido.