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Las elecciones de directores provinciales de Alianza País imitan un modelo de primarias que dividirán en dos o en más partes al partido político con más éxito electoral desde el retorno a la democracia en Ecuador
Elegir a los nuevos directores provinciales de AP pasa por las mismas dificultades de las elecciones primarias. Sucede algo parecido a las tesis de Carlos Bernal Pulido, el jurista colombiano que suscribió el informe sobre la situación del presidencialismo en Ecuador y que patrocinó a Guillermo Lasso en la presentación de un amicus curiae ante la Corte Constitucional. Bernal Pulido, un académico latinoamericano educado en Europa creyó equivocadamente que los principios de la democracia parlamentaria europea son aplicables sin beneficio de inventario a nuestras realidades locales. Está equivocado.
América Latina goza de una arraigada tradición de presidencialismos en constante disputa, fortalecimiento y debilitación, mientras que los partidos políticos han pasado a segundo plano en medio de esta pugna. Lo ideal es disponer de partidos estables en el tiempo, pero la realidad ecuatoriana demuestra que, en el mejor de los casos, tienen una duración de 10 años. Los sistemas de partidos en Ecuador se renuevan cada década y la próxima renovación será en el 2018, lo que coincidirá con las presidenciales de 2017. De los actuales, dos o tres quedarán en pie. A estos se sumarán los que nazcan en esa coyuntura.
Al igual que Bernal Pulido, algunos oficialistas creen equivocadamente que los principios del presidencialismo estadounidense se pueden replicar en Ecuador, y que las elecciones primarias son una necesidad. Otro grave error. Las elecciones primarias fragmentan a los partidos políticos aun en los sistemas más estables como los parlamentarios o en los presidencialismos bipartidistas más antiguos. Fernando Lugo, presidente de Paraguay de 2008 a 2012, alcanzó la presidencia guaraní después de derrotar al tradicional Partido Colorado, en el poder durante 60 años consecutivos. ¿Cómo lo logró? Aprovechó la coyuntural debilidad de su partido adversario, evitó desgastarse de la misma forma, y se marginó de las intestinas disputas internas que buscaban, en dos bandos diferentes de la misma agrupación, cuidar los privilegios de cada lado. Después de las primarias coloradas el partido quedó debilitado, dividido y endeudado. Lugo emergió en este contexto con una agrupación sin estas dificultades. Se unificaron alrededor de su liderazgo y la disputa recién empezó con las elecciones generales. Los colorados enfrentaron las presidenciales después de despedazarse internamente.
A este paso, AP está haciendo todo lo posible para desaparecer. Si eso llegara a suceder ¿será que el presidente Correa busca la reelección bajo esta misma tienda política?
Ni las primarias, ni los principios del parlamentarismo europeo son aplicables a Ecuador. No ahora. Las elecciones de directores provinciales de Alianza País imitan un modelo de primarias que dividirán en dos o en más partes al partido político con más éxito electoral desde el retorno a la democracia y posibilitará su próxima escisión, y posterior extinción. Las disputas internas por el cargo de mayor influencia al momento de dirigir las campañas y de nombrar a los candidatos acentúa aún más los problemas de organización de un partido que ya no puede confiar en el gran liderazgo de su principal dirigente para buscar ganar las próximas elecciones.
A este paso, AP está haciendo todo lo posible para desaparecer. Si eso llegara a suceder ¿será que el presidente Correa busca la reelección bajo esta misma tienda política?
@ghidalgoandrade