¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Gabriel Hidalgo Andrade escriba una noticia?
Luis Arce ganó las presidenciales en Bolivia por falta de opciones, no por lo contrario. La abundancia de opciones en Ecuador puede ser la solución para detener los intentos del correísmo de volver al poder
Los operadores políticos del continuismo aseguran que la única forma de evitar que Rafael Correa vuelva al poder es hacer lo mismo que devolvió el poder al partido de Evo Morales en Bolivia. Eso no tiene sentido.
Miremos primero que el abultado número de 16 candidaturas presidenciales inscritas en Ecuador es un antecedente insignificante. Esto se debe a que el 80% del voto tiende a concentrarse en las cuatro primeras candidaturas en todas las competencias presidenciales desde el retorno a la democracia. Entonces no habrá la repetida dispersión electoral. Aunque se trate de elecciones muy distintas, habrá cuatro o cinco candidaturas viables en Ecuador, como en Bolivia hubo tres.
Para los últimos comicios presidenciales bolivianos compitieron cinco candidatos: el chavista Luis Arce, el socialdemócrata Carlos Mesa, el conservador Luis Fernando Camacho, el evangélico Chi Hyun Chung y el sindicalista Feliciano Mamani. Entre los tres primeros se concentró el 98% de los votos de la siguiente forma: Arce consiguió el 52%, Mesa el 32% y Camacho el 14%.
Así, Luis Arce, ministro de economía en 12 de los 14 años del gobierno de Evo Morales, se convirtió en el presidente de Bolivia sin recurrir al balotaje. Pero los continuistas se afanan en insistir que hacer lo mismo les dará la victoria. Se equivocan.
Tras tomarse el Palacio Quemado, sede del poder presidencial boliviano, Janine Añez apareció públicamente en el balcón que da a la Plaza Murillo acompañado de Luis Fernando Arce, líder de las protestas sociales que empujaron a la crisis y renuncia de Evo Morales el 10 de noviembre de 2019. Añez convocó a nuevas elecciones para mayo de 2020, celebración que tuvo que postergarse a octubre del mismo año. En septiembre de 2020 Añez renunció a su candidatura presidencial y todo apuntaba a que el fortalecido sería el derechista Camacho.
En las presidenciales de 2019 se impuso Evo Morales con el 47% de los votos. En segundo lugar, se ubicó Carlos Mesa con el 37%. Morales triunfó en los departamentos andinos en el occidente, mientras que Mesa ganó en los departamentos amazónicos del oriente. Otra vez el 93% de los votos se concentró entre los 3 primeros.
No habrá la repetida dispersión electoral. Aunque se trate de elecciones muy distintas, habrá cuatro o cinco candidaturas viables en Ecuador, como en Bolivia hubo tres
En las presidenciales de 2020 Mesa perdió 5 puntos y Arce, el candidato del partido de Morales, consiguió sumarse 5 puntos. Camacho consiguió el voto que obtuvieron en 2019 los conservadores Chung y Oscar Ortiz, y escaló hasta los 14 puntos. Ese fue su techo.
La apuesta por Camacho llevó a la derrota de Mesa y al ascenso de Arce. Y lo mismo podría suceder en Ecuador. El banquero Lasso tiene una alta resistencia y un techo electoral muy bajo. Lasso es el Camacho de Ecuador. Conservador, recalcitrante y anticuado, alguien como Guillermo Lasso no entiende lo que es sufrir el acoso de las deudas o las carencias familiares.
Con el 70% de indecisos todo está por definirse. Entonces, si Lasso tiene el 19%, Arauz tiene el 17%, Pérez tiene el 16% y Montúfar tiene el 12% según Eureknow, realmente tienen entre el 6 y el 4, empatando técnicamente porque este es valor el proporcional al 30% de decididos. Lasso, Arauz, Pérez y Montúfar, que son quienes aparecen más frecuentemente en las encuestas, están en la misma línea de partida, como lo están los otros competidores. La competencia aún no empieza.
En Bolivia, si el voto conservador se concentró en Camacho y 5 puntos del voto socialdemócrata de Mesa se dejaron seducir por la propuesta populista de Arce, entonces parece claro que se necesitaba de una cuarta opción que rompa con este triangulo. Pero no hubo. Entonces Arce ascendió.
En Ecuador, si el voto conservador se concentra en Lasso, el voto extremista se concentra en Arauz, y Pérez va cediendo a las presiones de sus socios violentistas que quieren destruir la democracia, entonces no habría más alternativa que votar por el menos malo.
Arce ganó en Bolivia por falta de opciones, no por lo contrario. La abundancia de opciones en Ecuador puede ser la solución para detener los intentos del correísmo de volver al poder.
Si Lasso tiene el 19%, Arauz tiene el 17%, Pérez tiene el 16% y Montúfar tiene el 12%, según Eureknow, entonces realmente tienen entre el 6 y el 4, empatando técnicamente