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Filtrar el audio fue un tiro por la culata. En el fútbol eso se llama autogol. Pero ¿cuenta un gol en contra de sí mismo en un partido sin equipos?
En un audio muy extraño, el secretario de la Presidencia de la República, Eduardo Mangas, se confiesa. Es raro porque se escucha un leve eco, unas tazas y platos que chocan, y nadie cerca. ¿Por qué Mangas hace estás confidencias, casi todas recitadas, frente a unas pocas personas que solo escuchan, sin chistar, en una reunión de cafetín?
Quien calla consiente. Quiénes asistieron a la reunión también deberán ser convocados ante la justicia ordinaria y el control político. Mangas repite en algunas ocasiones que es importante ofrecer estas “infidencias” en “éstas provincias de ésta zona” ¿qué provincias y qué zona? ¿Por qué habría de ser importante?
Al finalizar interviene una moderadora con un acento inconfundible. ¿La reunión se celebraba acaso en algún lugar de la zona administrativa 6? ¿Doris Soliz, la figura emblemática del correismo más ortodoxo, es quien modera la reunión? Luego esta misma segunda persona le da la palabra a Alex Mora, secretario de la comunicación del gobierno. ¿Mora coincide con las declaraciones de Mangas, que las aceptó con su silencio? ¿El secretario de la información pública del gobierno de Moreno sabía que corre una versión sobre la falta de transparencia en las presidenciales y un engaño político frente al manejo de la corrupción del anterior gobierno?
Ayer renunció Eduardo Mangas, el funcionario más poderoso del régimen morenista. En sus manos se concentraba la antigua secretaria general de la administración con todas sus funciones. Renunció porque no ya no goza de apoyo en la Asamblea Nacional y porque podrían venir más audios que resulten más comprometedores. No se trata de un triunfo pírrico para las presiones de la prensa privada. Se trata de algo menos ingenuo.
En el audio filtrado seguramente por él mismo, certifica todo lo que ya sabíamos: que los resultados de las elecciones presidenciales son cuestionables, que la política económica de Correa no cambiará con el nuevo gobierno y que las denuncias de corrupción son reales.
A Mangas no le importa quemarse. Es un extranjero que no será candidato y que responde a las líneas de otros. Tan suelto de huesos, al secretario de la presidencia tampoco le importaba ser cuestionado por la Asamblea Nacional. De la misma forma que el aliancismo lucía dividido para tratar asuntos partidarios, resurgía como un monolito para proteger a Jorge Glas, Augusto Espinosa, Richard Espinosa o Carlos Ochoa, cuestionados por la oposición. La mayoría correista, morenista o lo que sea, protegería al secretario presidencial en su comparecencia a la legislatura. Pero las cosas cambiaron de repente, ahora son distintas y tuvo que renunciar.
El aliancismo disputa un partido en contra de sí mismo, jugando de locales, con árbitro parcializado y jugadores de un solo equipo
Siguiendo el argumento de Mangas, el mismo Consejo Electoral que dio el triunfo a Moreno en las presidenciales será quien proclame los resultados de la consulta popular de febrero de 2018. Entonces, ganará. Y los correistas ortodoxos de todas formas se quejan. Siempre lo supieron y aplaudieron esta práctica confirmada por Mangas sobre la década ganada, pero ahora, en orilla distinta, ya no les gusta. ¿O eso también forma parte del libreto gatopardo?
El aliancismo disputa un partido en contra de sí mismo, jugando de locales, con árbitro parcializado y jugadores de un solo equipo. La oposición no juega a nada desde las gradas, mirando engañada y quejándose.
En un espectro ideológico dividido entre, al menos, izquierda, centro y derecha, los revolucionarios se ubican entre el centro derecha y la extrema izquierda, dejando disponible solamente el espacio de la extrema derecha a los que sobran ¿y nadie en la oposición lo nota?
Por eso siempre está presente la idea del golpe constitucional, del golpe plebiscitario o del golpe blando. ¿Golpe en contra de quién, si son brazos del mismo cuerpo los mismos que siguen en el poder? ¿Acaso ellos se darán el golpe, se tomarán juramento, se posesionarán y se repartirán el Estado en nombre de una nueva política que viene de los mismos actores? ¿Se darán un golpe de estado para no cambiar nada? ¿Cambiaran todo para que nada cambie?
Mientras tanto, la oposición llora sobre la leche derramada. Ignora que la disputa por el poder está en otro lado, que se mira a través de esa rendija que delata el tropiezo en esta línea del libreto que buscaba tener contentos a todos y cuyo fracaso obligó la salida del secretario Mangas del régimen.
Todo apunta a que vendrán nuevas traiciones.