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Un análisis de los errores de Leonardo Boff y delos "Teologos Liberacionistas" a la luz del Magisterio de la Iglesia Católica, "Columna y fundamento de la verdad"
ACERCA DE LA TEOLOGIA DE LA LIBERACION
Ante todo hay que distinguir que aplicar las enseñanzas de la Revelación a las cuestiones sociales es una cosa muy buena y valiosa.
El problema de la Teología de la Liberación no es otro que pretender interpretar una realidad social tan compleja como la que se vive en América Latina, sobre todo y en general en todos los países del Tercer mundo
Justamente, el problema aquí es que en la Teología de la Liberación hay que distinguir dos principios que la sustentan
El materialismo histórico: que señala que los acontecimientos de la historia son de índole exclusivamente económica y que la historia humana es la historia de la lucha de clases.
La praxis:La verdad no es se hace.Lo que importa es la ortopraxis Cuando Nuestra Santa Madre Iglesia enseña que Dios reveló unas verdades gradualmente y que el Hijo de Dios, el Verbo encarnado completó, que El las reveló a sus apóstoles y los Apóstoles la confiaron a la Iglesia.
El dijo muy claramente: Mi reino no es de este mundo y lo confirmó con una vida en la que no hubo jamás una sola mentira ni engaño “He venido a dar testimonio e la verdad”ni pecado alguno aun el más insignificante con los milagros que eran la prueba de que El era el Hijo de Dios, el Mesías esperado por siglos por el pueblo de Israel, previa fundación de una sociedad visible que custodiase las verdades por El reveladas, Custodiar la moral “Yo no he venido a quitar ni una sola yod de la Ley, sino a cumplirla” y administrar los siete símbolos sensibles de la gracia para remedio de nuestra debilidad (los sacramentos) finalmente confirmó con su sangre pagando la factura de los pecados del género humano y restituyéndonos la amistad con el Padre que se había roto con el pecado original. Con el fin de darnos la vida divina estar en su compañía para siempre por eternidades sin fin donde sólo habrá dicha, felicidad y paz infinitas.
La revelación cristiana proyecta una luz nueva sobre la identidad, la vocación y el destino último de la persona y del género humano. La persona humana ha sido creada por Dios, amada y salvada en Jesucristo, y se realiza entretejiendo múltiples relaciones de amor, de justicia y de solidaridad con las demás personas, mientras va desarrollando su multiforme actividad en el mundo. El actuar humano, cuando tiende a promover la dignidad y la vocación integral de la persona, la calidad de sus condiciones de existencia, el encuentro y la solidaridad de los pueblos y de las Naciones, es conforme al designio de Dios, que no deja nunca de mostrar su Amor y su Providencia para con sus hijos.
La Teología de la Liberación sólo lo reduce a un mero símbolo de la humanidad que lucha por la liberación de los “opresores” y que muere en defensa de los pobres. En una palabra: una caricatura del Jesucristo histórico que viene al mundo en un momento de la historia concreto.
La Iglesia según esta Teología de la Liberación debe tomar parte en la lucha de clases pues la neutralidad es imposible ya que equivale a estar con los poderosos. De ahí que debe haber una opción preferencial por los pobres y constituirse en la Iglesia del pueblo que nace del pueblo y que reconoce la jerarquía sacramental que es la clase dominante y por lo tanto debe ser combatida
Jesucristo revela que « Dios es amor » (1 Jn 4,8) y nos enseña que « la ley fundamental de la perfección humana, y, por tanto, de la transformación del mundo, es el mandamiento nuevo del amor. Así, pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de que abrir a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles ».66 Esta ley está llamada a convertirse en medida y regla última de todas las dinámicas conforme a las que se desarrollan las relaciones humanas. En síntesis, es el mismo misterio de Dios, el Amor trinitario, que funda el significado y el valor de la persona, de la sociabilidad y del actuar del hombre en el mundo, en cuanto que ha sido revelado y participado a la humanidad, por medio de Jesucristo, en su Espíritu
La fe en la TL es reducida a la fidelidad a la historia y la esperanza a la confianza en el futuro la caridad a la opción por los pobres. En otras palabras es el mesianismo de estado propio del marxismo pero con un ropaje catolizante (Observen, lectores, que no digo católico)
Por otra parte está la dificultad ¿Qué entiende Gustavo Gutiérrez y la TL por pobre? Al meramente desposeido? ¿al humilde de corazón?¿Al que confía en Dios? ¿El que trabaja y ahorra con perseverancia y paciencia confiando en Dios en con el tiempo prosperar para alcanzar un nivel de vida digno para sí y los suyos sin prisa por enriquecerse?
La respuesta es no, mucho menos el que enseña la Sagrada Escritura. El y la TL definen al pobre como al proletario y al oprimido
El Verbo encarnado en el Sermón de la montaña no dijo solamente : “Bienaventurados los pobres” sino dijo “los pobres de espíritu” la pobreza debe ser afectiva aun en medio de las riquezas materiales, no basta ser pobre efectivamente se puede ser tal y ser rico de espíritu este es el origen de los crímenes y de tantas estructuras de pecado, donde participan quienes tienen prisa por enriquecerse.
Los sacramentos son “celebraciones del pueblo que lucha por su liberación . Curiosamente la Iglesia viene a ser según estos “teólogos” para los pobres lo que el partido comunista pretende ser para el proletariado.
Parafraseando al P. Jorge Loring SJ y haciendo mías sus palabras yo también digo: el mundo se arreglará sólo cuando los de arriba y los de abajo obedezcamos fielmente a la Santa Madre iglesia.
Pero no se engañen, estimados lectores Ubi Petrus Ubi Deus, Ubi Ecclesiam, sólo merecen obediencia de parte de los bautizados católicos el Papa y los Obispos en comunión con él. ¡Cuidado con seguir a sacerdotes y obispos “de avanzada” que no se sujetan a la ortodoxia, como los Lefebristas o los de “Iglesias Populares” o que entremezclan prácticas paganas con la espiritualidad cristiana y se niegan a obedecer a quien hace las veces de Cristo en la Tierra, su Vicario! (de Vices agere, hacer las veces).
Lo que pasa es que muchos que se dan el nombre de cristianos y con sus obras demuestran que no lo son no quieren hacer caso de lo que manda la Iglesia. Pio XI se quejaba amargamente:”es, en verdad, lamentable, que haya habido y que aun ahora haya quienes llamándose católicos apenas se acuerden de la sublime Ley de la Justicia y de la Caridad en virtud de la cual nos está mandado no sólo dar a cada uno lo que le pertenece, sino también socorrer a nuestros hermanos necesitados como al mismo Cristo. Esos y esto es lo más grave, no temen oprimir a los obreros por espíritu de lucro. Hay además quienes abusan de la misma religión y se cubren con su nombre en las exacciones injustas para defenderse de las reclamaciones completamente justas de los obreros. No cesaremos nunca de condenar semejante conducta; esos hombres son la causa de que la Iglesia inmerecidamente, haya podido tener la apariencia y ser acusada de inclinarse de parte de los ricos, sin conmoverse ante las necesidades y estrecheces de quienes se encontraban como desheredados de su parte de bienestar en esta vida”.
S.S. Paulo Vi en la audiencia del 1 de Enero de 1967 hablaba de la Justicia social de esta manera: “La Iglesia no puede aprobar a quienes pretenden alcanzar este objetivo tan noble y legítimo a través de la subversión violenta del derecho y del orden social. La Iglesia tiene consciencia, es cierto, de adoptar con su doctrina, una revolución, si con este término se entiende un cambio de mentalidad, una modificación profunda en la escala de valores.Tampoco ignora la fuerte atracción que la idea de revolución, entendida en el sentido de un cambio brusco y violento, ejerce en todo tiempo en espíritus ávidos de lo absoluto de una solución rápida, enérgica y eficaz como ellos piensan, del problema social, y con gusto verían en ella la única vía que conduce a la justicia. En realidad la acción revolucionaria engendra ordinariamente toda clase de injusticias y sufrimientos, porque la violencia desencadenada es difícil de controlar y actúa tanto contra las personas como contra las estructuras. No es por lo tanto una solución apta para remediar los males de la sociedad”.
EL MISMO ENGAÑO PERO CON DISTINTA PRESENTACION