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Todas las elecciones están dominadas por la izquierda y centroizquierda desde el retorno democrático. Queda siempre un espacio para la derecha y centroderecha. Uno solo. ¿Qué harán los dos finalistas para conseguir estos votantes?
Nunca fueron 16 presidenciables en las recientes elecciones. Siempre fueron 4 o 5. Así lo ratifica la Historia desde el retorno democrático, las elecciones presidenciales y los números. No importa si la papeleta tiene muchos o pocos candidatos, siempre son un puñado de estos los que se disputan realmente la presidencia.
Entonces, no hay tal dispersión del voto. La gente reclama elecciones como en los Estados Unidos, con 2 candidatos. Nosotros, generalmente tenemos elecciones presidenciales con 4 candidatos. Los demás, sean diez, doce, catorce o dieciséis, no juegan a nada.
En las presidenciales de 2020 en EEUU hubo 19 candidatos a la presidencia. Solo 2 se disputaron la elección. En las presidenciales de 2021 en Ecuador hubo 16 candidatos a la presidencia, solo 4 se disputaron la elección. Pero la opinión pública habla solo de dos candidatos, de dos partidos y de dos opciones en los EEUU, y reclaman lo mismo para Ecuador. Que los votos se dispersan, dicen. No, los votos no se dispersan. En Ecuador siempre hay ciertas propensiones electorales, ciertas identidades políticas y ciertos candidatos que pueden ganar. Entre estos cuatro se quitan los votos.
Todo esto ya se dijo, con gran anticipación a la celebración las últimas elecciones presidenciales, en otra columna. En resumen, chimbadores no son los colistas, lo son quienes se quitan votos en el mismo segmento de la votación, de la misma tendencia política. Por ejemplo, el pastor Gerson Almeida, de un movimiento evangélico, no le chimbó nada a Guillermo Lasso de CREO porque ambos no competían por lo mismo espacio. Mientras el uno expresaba la extrema derecha religiosa, el otro expresa un liberalismo conservador. Lo mismo pasa con Ximena Peña de Alianza País que no le chimbó nada a Andrés Arauz del Centro Democrático.
No puede decirse lo mismo de la comparación entre Xavier Hervas y Yaku Pérez, ambos situados en la nueva izquierda posmoderna, que apela al voto pluralista, ecologista, feminista y juvenil. Hervas consiguió el 16% de los votos, mientras que Pérez, el 19%. Ambos comparten el segmento electoral, las identidades políticas y la estética ideológica. Si Hervas se situó por debajo de Pérez, en el mismo público, el primero chimbó al segundo, sin saberlo y sin que fuera esa su intención. Esa es la hipótesis que se refiere antes.
En las presidenciales de 2020 en EEUU hubo 19 candidatos a la presidencia. Solo 2 se disputaron la elección. En 2021, en Ecuador hubo 16, solo 4 se disputaron la elección
Entonces, si alguno de ambos, Yaku Pérez o Xavier Hervas, se hubiera ausentado de la elección, esos votos de la tendencia hubieran migrado a quien expresase con más claridad esas identidades políticas, que, en este caso, las expresa el otro. Hervas, ubicado en la votación después de Pérez, evitó que este último consiguiera el acceso a esos públicos y le restó posibilidades llegar a la segunda vuelta o incluso de ganar la elección presidencial en una sola. Pero, como queda dicho, nada de esto sucede a propósito.
Lo cierto es que mi hipótesis sobre los chimbadores se confirma: la papeleta con muchos candidatos no fragmenta el voto, que en Ecuador solo 4 o 5 se disputan la presidencia en cada elección, que el chimbador es uno de los punteros, que es quien resta posibilidades en el ascenso a algún adversario en la misma tendencia, y que los colistas no dan ni quitan nada a nadie en la competencia.
Toda elección es una incertidumbre. Los 4 o 5 de la cúspide no compran su lugar ni lo tuvieron siempre asegurado. Escalar en una elección depende más de la infraestructura orgánica del partido político que trabaja por el candidato, que de su liderazgo, carisma o simpatía. Si a esto se añade un aparato disciplinado de expansión en el territorio, de una eficaz presencia en los medios de comunicación y en las redes sociales tradicionales y digitales, y si se acompañan estos recursos de un notable liderazgo, carisma o simpatía en la campaña, se dispone de un potente cóctel electoral.
Todas las elecciones están dominadas por la izquierda y centroizquierda desde el retorno democrático. Queda siempre un espacio para la derecha y centroderecha. Uno solo. Lo confirma la Historia y lo entendieron los punteros de esta elección para conseguir ocupar estos puestos. ¿Qué harán los dos finalistas para conseguir estos votantes?
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